El costo de los alquileres comerciales, cada vez más alto
Ed.Impresa//En los últimos años se ha registrado un incremento notable en los precios de los alquileres, aumentando su incidencia en los costos totales del negocio. Varios comerciantes del centro, con alquileres que alcanzan o superan los 10.000 pesos por mes, analizan la situación, determinan las causas, evalúan sus consecuencias y arriesgan posibles soluciones.
Los precios de los alquileres preocupan. Si bien desde siempre han sido el principal componente de los costos comerciales, distintos testimonios recogidos por EL CIVISMO dan cuenta que su incidencia en los últimos años ha ido en aumento, alcanzando niveles inéditos en la historia reciente del distrito. Son varias y diversas las causas que explican este cuadro de situación, que pone en riesgo la salud de varios emprendimientos, obliga a muchos comerciantes a resignar ganancias y arroja como resultado una creciente cantidad de locales vacíos.
Una nueva práctica, extendida de unos años a esta parte, es el ajuste anual del costo del alquiler. Una comerciante de la calle San Martín lo explica en estos términos: “Tenemos un ajuste pre acordado que ronda el 20 por ciento, pero cuando se renueva el contrato los aumentos suelen llegar al 100 por ciento”. Esto significa que a la hora de renovar el contrato, los precios pueden duplicarse, dejando pocas alternativas al comerciante, que debe elegir entre aceptar ese costo o mudarse de local. “Ahora los ajustes son anuales y se pactan en el momento de la firma del contrato. Eso antes no pasaba”, afirma otra comerciante de la calle Mitre al 400.
La ubicación del local, por supuesto, también es otro factor de incidencia. Sin embargo, la tradicional calle San Martín, generalmente la más cara, debe ahora compartir este título con otras arterias vecinas. “Estar en la calle San Martín es prohibitivo, pero últimamente las transversales han llegado casi al mismo precio; sin embargo, la circulación no es la misma, no todo el mundo dobla”, señala otra locataria.
“La calle San Martín dejó de tener comercios”, apunta otro comerciante, “ahora predominan las empresas grandes, los bancos, obras sociales, entidades financieras y otros emprendimientos que pueden bancar un alquiler tan alto. Los comercios que salieron de esos locales se tuvieron que ir a las transversales y eso, a su vez, empujó los precios”.
Aunque con diferencias según los casos, la relación que existe entre el precio de los alquileres y el mercado potencial que ofrece la ciudad también muestra signos de desacople. Una tradicional comerciante de la calle San Martín que cada mes dilapida 10.000 pesos en alquiler, afirma que, en algunos casos, “cuestan lo mismo, por ejemplo, que en Lomas de Zamora, con el agravante de que acá la luz, por ejemplo, es el doble de cara”.
Si la cifra impresiona al compararla con un mercado de casi 600.000 habitantes, el asombro se dispara al cotejar los valores con los de grandes centros urbanos. Según información publicada en Zonaprop.com, uno de los portales digitales más utilizados para vender y alquilar propiedades, en Rosario se puede pagar 5.000 pesos por un local en la calle 27 de Febrero al 6000, 11.000 pesos por uno situado en Piedras al 2100 y 9.000 pesos por otro en Tucumán al 1100.
Analizando las causas, todos los comerciantes entrevistados coinciden en la acción decisiva de las inmobiliarias. “Esta locura tiene que ver también con algunas inmobiliarias que han marcado los precios hacia arriba, induciendo a los propietarios a que pidan más. Ganan por el porcentaje en los contratos y además muchas de ellas también han construido sus propios locales”, explica la locataria de la calle San Martín.
“Las inmobiliarias también tiran los precios para arriba para poder mejorar sus ganancias. En los últimos años han proliferado muchas y la competencia entre ellas es muy intensa. Para ganar el favor de los clientes tratan de ofrecerles el mejor trato y eso también contribuye a inflar los precios”, indica la locataria de la calle Mitre. “Además, los precios que se publican están inflados. Generalmente los locales se terminan alquilando en menos, pero eso hace que los demás propietarios remarquen para no quedarse atrás”, completa, describiendo el perfecto cuadro de lo que se conoce como un espiral inflacionaria.
En sintonía con esta afirmación, un comerciante de la calle Rivadavia –en pleno centro- que paga 15.000 pesos de alquiler, señala que “los precios están inflados y creo que las inmobiliarias son grandes responsables, porque los empujan”.
Otro de los motivos citados por los comerciantes es el desembarco en nuestra ciudad de emprendedores provenientes de Capital Federal y municipios del Gran Buenos Aires, a quienes los precios locales no le causan mayor sorpresa. “Viene gente de Buenos Aires y lo paga, porque allá los precios son astronómicos. En Flores, por ejemplo, se llega a pagar $ 35.000 por mes”, explica uno de ellos. Sin embargo, otra locataria afirma que este factor va en retroceso: “La ola de gente de Buenos Aires ya pasó un poco. Fue fuerte unos años atrás, pero ahora bajó”.
Esta situación tiene como resultado una serie de consecuencias que atentan contra el desarrollo comercial del distrito y la distribución de la renta del sector. “La incidencia en los costos es cada vez mayor. Históricamente se decía que el monto del alquiler era la venta bruta de un día, actualmente pueden ser 3 o 4 días, y si el mes no es bueno hasta una semana”, manifiesta el inquilino de la calle Rivadavia. “Tampoco podemos trasladar todos los costos al usuario, porque si no la gente no compra; tenemos que resignar ganancias, lamentablemente”, completa.
“Los últimos tres años fueron terribles, se disparó una carrera de aumentos imparable”, apunta la comerciante de la calle San Martín, quien revela la otra secuela que provoca el cuadro descrito: “Vemos que hay locales que llevan tiempo vacíos y no se alquilan. A veces vienen paracaidistas de afuera y pagan el precio, pero para los lujanenses es muy difícil”. “Se están empezando a ver de nuevo locales vacíos. Y los que se alquilan, lo hacen por debajo del precio original”, coincide una de sus colegas.
Lo cierto es que el contexto determina que sobre la calle San Martín, entre Mariano Moreno y Rivadavia, los nuevos alquileres arañen o superen un valor mensual de cinco cifras. Y otro sector que cotiza alto es el vinculado con el turismo, en especial la calle 9 de Julio frente a la plaza, con alquileres que, dependiendo de la superficie del local, pueden superar los 15.000 pesos por mes. “Son precios que te invitan a cerrar. Uno factura bien dos días a la semana y paga cuentas, salarios y servicios durante cinco días. Con estos valores, sólo con suerte y sin fines de semana de lluvia, lográs cambiar la plata”, reflexiona un inquilino de esa cuadra.
Si bien entre los inquilinos predominan sensaciones de resignación, bronca e impotencia, a la hora de proponer posibles soluciones que ayuden a mejorar el contexto, se muestran reticentes e indecisos. No obstante, algunos de ellos se animan a arriesgar alguna medida: “La solución pasaría porque los contratos no sean tan leoninos y no se aumenten un 20 por ciento cada año. Todos quieren ganar, naturalmente, pero así no se puede trabajar”, propone uno de ellos. “Yo apuntaría a extender el tiempo de vigencia de los contratos de tres a cinco años”, señala otro. “Cada uno tendría que evaluar, pero no se me ocurre una medida. Creo que si no te sirve el negocio, te levantás y te vas. Y el dueño que se busque uno que se lo pague”, afirma otro.
Todos esperan que la “burbuja” inmobiliaria comience a desinflarse, que los precios retomen una senda de moderación y que encuentren una pauta más acorde a sus posibilidades. “Nadie de los que alquilan tienen más ingresos que los propietarios”, afirma una locataria. “Yo vivo con la incertidumbre de que mañana venga alguien con más guita y me saquen del local”, comenta otro colega. “Siempre se le apunta al comerciante, se dice que llora pero igual gana, pero es cierto que los costos de los alquileres no paran de subir”, agrega.