Granos de uva en el paladar: la valentía de indagar en el pasado

Lunes//A partir de un ajustado trabajo actoral, seis jóvenes actrices españolas recrean historias anónimas de la vida reciente de su país, desde los albores de la Segunda República hasta la actualidad. Con dos funciones a sala llena, lograron un amplio reconocimiento del público local.

Las historias de Granos de uva en el paladar son tan españolas como nuestras. Personajes cotidianos salen del anonimato para hacerse universales de las manos de seis mujeres que ponen su arte al servicio de la historia. Y lo hacen con excelencia. El espectáculo expresa y cuenta desde cada uno de los espacios artísticos que se conjugan en el trabajo. Luces, escenografía y vestuario son planteos centrales sin los que la obra no sería lo que es, o al menos perdería energía y contundencia. De igual modo, la excelencia en el proceso y resultados actorales aseguran al texto una comunicación verdaderamente poética.
Seis mujeres jóvenes y españolas, en un cuidadísimo trabajo actoral, corporal y vocal, ofrecen este espectáculo que de manera condensada y poética va de los albores de la II República a la actualidad. La dirección y dramaturgia es responsabilidad de Susana Hornos y Zaida Rico y en su trabajo hay una clara intención por reflejar la pequeña historia cotidiana de personajes de segundo plano. Las actrices permanecen todo el tiempo en escena y se hacen cargo de casi una veintena de papeles que ellas van alternando con una fluidez en las transiciones que nunca empaña la claridad narrativa, pese a la celeridad con que tienen lugar los cambios de personaje, apoyados en precisas coreografías y en estilizadas composiciones. De ascético vestuario -sólo las acompaña un gran poncho gris de una textura elástica-, se transforman, a lo largo de un poco más de una hora, en jóvenes parejas, en madres imperativas y asexuadas, en amantes furtivos y adolescentes, en presas republicanas, en pelotones de fusilamiento, en hombres y mujeres concretos, víctimas y victimarios.

Las historias

Las historias comienzan con Paco y María Jesusa, quienes se divorciaron con la Ley de Divorcio que se sancionó en 1932 y que, trás la guerra civil, el franquismo abolió. Este cuento comienza con el retorno del marido a casa: el marido que dejó de serlo por decisión propia y regresó también por su voluntad. En el medio quedó ella, testigo ausente de una guerra. Ella no pudo entender cuando él la dejó. Ahora tampoco sabe cómo enfrentarse a su vuelta.
Luego llega Adelina. Su marido la convirtió en una mujer sin modales, al menos ella lo recuerda así. Él fue fusilado por colgar en lo alto del campanario la bandera republicana. Adelina es ahora cocinera de un centro de reclusión de mujeres, aún sin modales, ha sabido elegir el camino de Dios, las monjas la adoran. Adelina no le perdona a su marido por donde la llevó esos años de perdición. Ahora cocina feliz en aquella cárcel. Un día un teniente la manda fusilar. Nadie entiende. Sólo el teniente y la cocinera. Hay formas de lucha que pueden servirse en el plato de una mesa.
Un verdadero hallazgo dramático resulta, cerca del final, el despertar en la actualidad de Miguel, un adolescente que fue asesinado -quizá por homofobia, quizá porque fue delatado- en 1937, a manos de las fuerzas franquistas cuando se despedía de su amigo Luis. Su cuerpo ha permanecido tirado sobre el piso colorado, inmóvil desde el comienzo de la obra, incluso durante el ingreso del público. Miguel recuerda los últimos tramos de su vida y clama angustiado: "¿Por qué nadie me vio? ¿Por qué nadie me buscó?", sin saber que su madre y sus hermanas pusieron todo su empeño en encontrarlo. Miguel va despertando lentamente, incluso el espectador puede imaginar cuan real es el entumecimiento del personaje luego de más de media hora en la misma posición. Y en ese despertar Miguel es de los muertos que no son enterrados, no se sabe a ciencia cierta donde están, hay familiares que reclaman sus cuerpos pero la sociedad cree que ir hacia adelante es dejar todo atrás.

El proyecto

Autoras y actrices son españolas residentes en Buenos Aires y es ahí donde encuentran la inspiración para este trabajo. "Buenos Aires, ha sido ciudad receptora de un gran número de artistas, como respuesta a la energía creadora que ésta emana. Es en este contexto donde nos encontramos como grupo, el elenco y las directoras de esta cooperativa hemos absorbido como propia la forma genuina de hacer teatro en esta ciudad", explicó el grupo.
Respecto de la temática, explicaron que pertenecen a "una generación que nació en democracia, pero eso no nos impidió querer saber más: la contestación siempre era "para que remover", no sólo por nuestros mayores sino tristemente por algunos de nuestros coetáneos. Ante la negación, búsqueda de respuestas. Sin embargo la obstinación por ocultar no pertenece a una frontera, sino al género humano; por fortuna, como hemos señalado, nuestro contexto actual nos permite retrucar esa obstinación.
Luego de la función de la tarde para escuelas, las protagonistas abrieron un espacio de intercambio para dialogar con los alumnos. Allí se refirieron a distintos aspectos de la dictadura española en particular y las dictaduras en general.