Luján, entre el avance del área metropolitana y los barrios privados

Miércoles//La arquitecta Sonia Vidal Koppmann es especialista en planificación urbana, con una amplia trayectoria como investigadora del CONICET. Desde hace dos décadas estudia las transformaciones ocurridas en la tercera y cuarta corona de la región metropolitana. Se refirió al concepto de “desarrollo urbano desparejo”, un fenómeno que también incluye al distrito.

Sonia Vidal Koppmann es arquitecta especializada en planificación urbana y regional, con varios títulos de grado y postgrado en su haber. Además, desde 1992 es investigadora adjunta del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y también del Centro de Información Metropolitana de la Universidad de Buenos Aires. Como reconocimiento a su trabajo, ha recibido distintos premios y cuenta con diversas publicaciones.
Por otra parte, Koppmann dirige el componente argentino de un proyecto internacional que se basa en un estudio comparado sobre la expansión de negocios inmobiliarios en las áreas metropolitanas de Santiago de Chile, San Paulo y Buenos Aires. "Ese trabajo me permite viajar bastante y tener encuentros de investigadores. El fenómeno de las urbanizaciones privadas no es exclusivo de Argentina, es un fenómeno de transformación que se da no sólo en las grandes áreas metropolitanas, sino en ciudades grandes e intermedias", explicó.
En sus años como investigadora, Koppmann ha profundizado el estudio del desarrollo urbanístico, especialmente en cuanto a las transformaciones registradas en la tercera y cuarta corona del área metropolitana de Buenos Aires. El eje de los trabajos apunta a un desarrollo desparejo entre emprendimientos urbanísticos privados y localidades que padecen serios inconvenientes en su infraestructura. Un paisaje de fuertes contrastes.
Luján no escapó al boom inmobiliario que floreció en la década del 90. En muchas zonas del distrito, las contradicciones entre los vecinos que viven de un lado y otro de los muros es evidente. En ese contexto, el distrito experimentó, además, un proceso de integración con la zona metropolitana. Sobre esos temas Koppmann conversó telefónicamente con EL CIVISMO.  

- ¿Luján forma parte del Conurbano o todavía puede decirse que es la "primera ciudad del interior de la provincia"?
- Yo vengo viendo desde hace tiempo que Luján forma parte del área metropolitana, esto es detectable si uno mira el flujo diario que hacen los habitantes de Luján para sus actividades con respecto a la ciudad de Buenos Aires. Luján tiene desde las combis y transportes públicos hasta otras actividades que se hacen dentro de la ciudad de Buenos Aires. Antes de 2001 podíamos hablar de Luján dentro de los partidos que se integraban al interior de la provincia de Buenos Aires. De ahí en más, considerando el movimiento y el crecimiento del área metropolitana y con el Acceso Oeste que generó una circulación continua, Luján pasó a integrar el área metropolitana. En el Centro de Información Metropolitana escribimos en 2005 un artículo sobre la expansión del área metropolitana de Buenos Aires. Decíamos que está conformada por la ciudad capital más 40 partidos, dentro de los cuales está Luján. En 2007, la Secretaría de Urbanismo y Vivienda de la Provincia hizo un trabajo sobre lineamientos estratégicos para la región metropolitana, justamente la delimitación engloba a Luján.
- La idea de una "avanzada del Conurbano" suele despertar temor. ¿Cómo se traduce en la realidad esa incorporación de Luján al área metropolitana?
- El hecho es que cuando hay una relación funcional en cuanto a la interacción entre los partidos y la ciudad de Buenos Aires, hay conectividad. El tema es que este avance tiene que permitir reflexionar qué plan estratégico se propone Luján para absorber estos cambios. El planeamiento no es una cosa estática, sino que acompaña a cambios que se producen a lo largo del tiempo en las ciudades y en las regiones. Para eso se tiene que tener una planificación del partido en sí, donde se estudie el crecimiento de las localidades urbanas y también el crecimiento del entorno en cuanto a los partidos vecinos. Lo que no se puede hacer es cercar la ciudad y pretender que funcione como una isla. Por ejemplo, si Luján recibe un plan federal de viviendas, la planificación debe permitir que los conjuntos habitacionales estén en un emplazamiento lógico, donde el Municipio pueda hacer llegar la infraestructura de los servicios. Si en cambio recibe un plan federal de 500 viviendas y no queda otra que poner las viviendas en zonas alejadísimas, no se van a poder garantizar buenas condiciones de servicios y equipamiento, y se va a transportar el estigma de la villa a un barrio planificado. En ese caso se repite el fenómeno del Conurbano.
- ¿El crecimiento del área metropolitana es un fenómeno inevitable?
- Todo lo que es urbano-territorial tiene una dinámica permanente. Una ciudad o un área mayor se van a ir modificando. Hay algunos cambios más rápidos que otros. Como no se puede pensar en algo estático, la planificación debe servir para adelantarse a los problemas. El tema es que por lo general se trabaja con la coyuntura cuando el problema está instalado. Entonces se plantean distintas reglamentaciones o cambios de zonificación.

BUENOS NEGOCIOS
- ¿Cuáles fueron las condiciones que hicieron de Luján un polo de atracción de los emprendimientos urbanísticos privados?
- Municipios como Luján tienen ciudades cabeceras intermedias y amplias fracciones rurales de alta aptitud agropecuaria y alta aptitud en cuanto a recursos paisajísticos. Al tener, además, buena conectividad y producirse en los años 90 la situación de que las inversiones en negocios inmobiliarios fueron -y siguen siendo- muy redituables, mucha gente que poseía grandes fracciones vio que era mejor ese negocio que hacer producir su propio suelo. Entonces se trataba de vender grandes fracciones a una urbanización y hasta formar parte del consorcio urbanizador, como una forma de obtener una ganancia más rentable que sostener una producción agropecuaria. En zonas como Luján esto sucede porque hay muy buenas fracciones de suelo disponible y existe un capital móvil que busca en qué hacer buenos negocios. Y los negocios en ladrillos siguen siendo muy buenos negocios. Así empezó este fenómeno.
- ¿Cuál fue y es el rol de los Estados municipales en este tema?
- Los Estados lo que suelen generar son factores amigables para los negocios al poner infraestructura. Fijate esta incoherencia: puede ocurrir que un municipio no tenga terrenos para localizar un plan de viviendas, pero sí los inversores privados pueden comprar una fracción bien grande para hacer un club de chacras urbanas. Carlos Keen es uno de los lugares que ha recibido eso. Tiene un pueblo con un casco histórico que le da un alto valor agregado. Alrededor de eso se pueden poner urbanizaciones en donde se exalta el valor de lo tradicional, el tener buenos servicios y el estar en un entorno verde y tranquilo. Evidentemente el negocio es bueno y siempre hay inversores. En momentos en que otros tipos de negocios son más riesgosos, invertir en tierras es una garantía para no arriesgar plata.
- ¿Qué consecuencias negativas trae la proliferación de barrios cerrados?
- Hay distintas dimensiones. La primera es la dimensión ambiental. Para conseguir la aprobación, cada uno de estos emprendimientos tiene que presentar el plan de evaluación de impacto ambiental. Pero una cosa es pensar que determinada urbanización no va a generar impacto ambiental, y otra es considerar, como en el caso de Luján, conjuntamente unas 30 urbanizaciones. ¿Alguien hace un estudio de impacto ambiental para determinar qué efecto produce esta sumatoria? Cuando se instala una urbanización modifica el relieve, desmonta parte de la flora, cambia cursos de agua por tener lagunas artificiales o desvío de arroyos. Hay una cantidad de elementos que modifican el ambiente. Desde lo social, el hecho de tener archipiélagos urbanos que se segregan dentro del territorio crea una condición a nivel cultural que nos lleva a repensar si es bueno tener una comunidad aislada que, en algún momento, puede figurar como una localidad privada. Por otra parte, está la cuestión de las condiciones de gobernanzas del municipio para estos conjuntos habitacionales.
- ¿Usted considera que esos emprendimientos pueden iniciar un proceso de autonomía?
- Claro. En cuanto a la dimensión político-institucional no hay ninguna ley a nivel nacional que regule la administración de todas estas urbanizaciones privadas. Sólo en la región metropolitana tenemos unas 500. Si nosotros nos miramos en el reflejo de Estados Unidos, hoy ellos tienen municipios privados que cobran sus impuestos y tienen una relación con el condado. En nuestro caso sería llegar a tener municipios privados. También está el aspecto económico. Si bien ahora los vecinos de las urbanizaciones fueron acusados de evasores, ellos reconocen que están pagando una cantidad de impuestos internos y sienten que están duplicando su carga impositiva, porque pagan los impuestos estatales y los impuestos internos.
- ¿Qué incidencia tiene este modelo en el valor de la tierra?
- Al generarse plusvalía dentro del propio municipio, aumentan los valores del suelo urbano. Alguien de clase media se puede ver obligado a tener que vender porque evidentemente no puede soportar la carga impositiva. Al modificarse los valores del suelo, la incidencia es muy grande.
- En varias de sus investigaciones habla de un "desarrollo urbano desparejo". ¿Qué alcances tiene ese concepto?
- Esto sale de un planteo teórico que hace el geógrafo David Harvey, un pensador muy lúcido para el tema planeamiento y que tiene una línea de trabajo en geografía crítica. Él planteó que a través de las condiciones de desarrollo urbano que se estaban dando en muchos lugares, en vez de mejorar la condición masivamente de la población, se creaban situaciones de inequidad, zonas que tenían una muy buena calidad de vida urbana dejando áreas opacas sin recursos. Me encantó el concepto de desarrollo desparejo, porque justamente en mis trabajos hablo de la fragmentación que se da a nivel territorial y de la segregación social que generan las urbanizaciones. Nosotros tenemos urbanizaciones que son prácticamente autosuficientes, incluso con servicios de alta tecnología como una planta depuradora; y al lado de esto, localidades que sin ser asentamientos precarios no tienen red de agua, cloacas, o padecen de un pavimento totalmente deficiente o calles que se inundan. Por un lado hay desarrollo urbano, pero al lado de esas urbanizaciones encontramos zonas que no tienen condiciones de desarrollo urbano mínimamente aceptables. Hay vecinos que no tienen presión para que les llegue agua a su tanque, y vecinos que no sólo tienen eso, sino también unos jardines perfectos y grandes piletas. Esto muestra un desarrollo muy desigual.
- ¿Por qué cree que el desembarco de barrios y otros emprendimientos urbanísticos se presentan siempre como una forma de progreso?
- Primero creo que hay un desconocimiento muy grande por parte de los actores públicos. Segundo creo que las investigaciones en estas temáticas sólo tienen gran difusión a nivel académico y no en lo general, porque tocan intereses que no convienen ponerlos en evidencia. Me parece que también hay una cuestión de encantarse con el presente y no pensar en el futuro. A un municipio puede parecerle fantástico recibir una inversión alta, pero no existe la pregunta sobre si a futuro esa inversión va a generar ventajas o inconvenientes.
No me pongo en una posición tajante de decir no a los country. Hay gente que cree que su calidad de vida pasa por vivir en un country, algo que es tan respetable como los que opinamos que no viviríamos en un country porque es enclaustrarse en algo que no tiene futuro. Pero en un sentido crítico del urbanismo tengo una posición tomada.