Personas trasplantadas de todo el país se encontraron en Luján

Lunes//Además de conocer la Basílica y el Museo Udaondo, participaron de un acto para generar conciencia sobre la donación de órganos. Se colocó una plaqueta en el cruce de Carlos Pellegrini y Colón.

"Para hacer esto se necesita una cuota de locura, creo que todos ustedes la tienen", resumió Claudio Cruces en referencia al grupo de personas trasplantadas que el domingo se reunió en Luján para celebrar el Día del Amigo.
Cruces es encargado de difusión del Cucaiba, trabaja en La Plata y vive en San Isidro. "En realidad Cucaiba hizo muy poco, trajo gorritos y nada más", bromeó una vez finalizado el acto, que se realizó en Carlos Pellegrini y Colón, primer escalón del encuentro. Ya más serio, destacó la iniciativa de Gabriela Escudero y de Alejandro Pecovich, ambos a cargo de la convocatoria de los más de 400 amigos que los siguen desde facebook.
Detrás de cada persona trasplantada hay una historia. Y la de Pecovich es una historia de amor. Él impulsó y llevó adelante la propuesta de colocar en el parque San Martín los carteles que rezan leyendas sobre la importancia de donar los órganos.
Pecovich fue jugador de fútbol en su juventud. En la secundaria conoció a su señora. Siempre recuerda que cuando un profesor les preguntó a él y a sus compañeros qué querían ser, respondió: "Jugador de fútbol, porque quiero que mi novia conozca la Torre Eiffel en París".
"Peco", como lo llaman, jugó en Flandria y desde ese club le dieron el pase a un equipo en Grecia. Así que fueron muchas las veces que pudo cumplir el sueño de su mujer. Cuando regresó a Argentina, su esposa, médica, necesitó un trasplante de riñón. Él se lo donó. Diez años vivió su esposa después del trasplante y él ahora está abocado al trabajo permanente en favor de la donación de órganos. "Cuando falleció mi señora no entendía nada y estaba contra todo. Gracias a Dios me di cuenta que el trasplante le permitió vivir 10 años más".

Donar vida
Gabriela Escudero es referente del Cucaiba en Luján. A los 15 años, su hermano Carlos le donó un riñón. "Mi hermano tiene 100 por ciento de compatibilidad, él me regaló la vida, gracias a él fui mamá y en parte él fue papá. Tenemos las mismas manos, la misma forma de pie, sentimos cosas iguales", definió.
El hermano de Gabriela es monorreno (vive con un riñón) y por ello le es difícil conseguir trabajo. "Esto demuestra que después de donar se puede seguir viviendo. Así que tengo más para batallar y pelear, para que la gente entienda lo que sufre un trasplantado y su familia. Cuesta mucho todo, más a mí que cada día pienso que ésta es la última oportunidad que tengo, la tengo que cuidar y tengo que trabajar el tiempo que me queda".
Pero las historias no terminan allí. El mismo espacio en la esquina de Pellegrini y Colón tiene la propia. "Todas las plantas que están acá son trasplantadas, no hay ninguna comprada. Son de mi casa o de casa de amigos", contó Pecovich.
Con Gabriela comenzaron a trabajar juntos para transmitir en la gente la importancia de "regalar vida a través de la donación".
Durante el encuentro participaron personas trasplantadas de Luján, 9 de Julio, Chivilcoy, Capital Federal Concordia, Córdoba, y Mendoza.