Raly, como en casa

Sábado//El músico santiagueño Raúl Eduardo Barrionuevo volvió a Luján para presentarse en el Teatro Municipal Trinidad Guevara con su show Raly de cerca ante una sala colmada que lo aplaudió de pie y se animó a bailar sus canciones.

El viernes pasado el teatro recibió una gran cantidad de espectadores ávidos de escuchar a la voz del nuevo folklore argentino. Las localidades se agotaron instantáneamente e incluso quedaron algunos en la puerta que no pudieron conseguir entrada y deberán esperar su próxima visita.
El músico santiagueño volvió a nuestra ciudad para presentar un show más íntimo al que tituló Raly de cerca, con la única compañía de la pianista Clara Presta. Sentado en un banquillo con su guitarra acústica y una pantalla que proyectaba magníficos paisajes de fondo – una modalidad que es muy utilizada por los solistas actualmente- comenzó su show en Luján.  Desde el inicio, el público lo hizo sentir como en casa porque acompañó con las palmas cada chacarera y coreó sus canciones más populares.
El folklorista nacido en Frías, Santiago del Estero, comenzó de muy pequeño con la música participando de innumerables peñas santiagueñas. Sin embargo, su traslado a Córdoba lo acercó a grandes figuras de nuestro folklore nacional como el Dúo Coplanacu y Peteco Carabajal.  Ganador, en más de una ocasión del Gardel por el "Mejor álbum de folklore masculino", Raly fue conquistando al público joven y sus discos cautivaron a las nuevas generaciones de todo el país.
Una prueba de ello pudo observarse el viernes en el Teatro Municipal ya que la mayoría de los espectadores pertenecían a dicha franja etaria. Coplas del Valle, Algarrobera y Un pájaro canta fueron de las más festejadas. Cabe destacar el inagotable talento de Clara Presta cuyo acompañamiento en piano, embellecieron aún más las canciones de Barrionuevo, que se envolvieron de magníficas melodías.
El show fue alternando momentos más vívidos y alegres, trasmitidos por el ritmo chacarero para después pasar a momentos de sosiego con zambas propias y ajenas. De tanto en tanto, Raly preguntaba al público si disfrutaba del show, recibiendo un sí largo y abrumador. A su vez contaba las historias que lo motivaron a escribir las letras que convirtió en música. Entre ellas, una dedicada a su hermano  y Mochileros, una oda a los jóvenes que salen a recorrer y conocer Sudamérica.
Cuando pareció amagar a despedirse, el público lo ovacionó largamente y le reclamó que siguiera en escena. Raly tomó nuevamente su guitarra y se despachó con una seguidilla de chacareras provocando que se formaran parejas a lo largo de los pasillos del Trinidad Guevara, cerrando así una fiesta folklórica a la que no le faltó casi nadie.