Condenaron por abusar de su hija discapacitada a reconocido médico

Martes//En un fallo unánime, el Tribunal en lo Criminal 1 de Mercedes condenó al oftalmólogo Antonio Carballa García a la pena de 5 años de prisión. Los jueces consideraron al imputado culpable del delito de “abuso sexual agravado por haber sido cometido por ascendente en su modalidad reiterada”. Sin embargo, el condenado de 69 años no irá a prisión hasta que el fallo quede firme.

En el doloroso mundo de los delitos sexuales la mayoría de los casos suelen ser tabú y más aún cuando se comete en el seno de una familia de profesionales y respetada en determinados círculos de la comunidad. Pero un día la víctima rompe sus silencios y decide contar su drama. El relato tuvo un efecto devastador. Un sismo inesperado. Nada volvió a ser lo que era.
Desde aquel lejano 28 de noviembre de 2009 cuando EL CIVISMO informó de manera escueta que en la Justicia desde hacía 15 días había sido radicada una denuncia por presunto abuso deshonesto, al 4 de septiembre de este año cuando el Tribunal en los Criminal 1 de Mercedes dictó sentencia, mucha agua corrió bajo el puente. Finalmente y en un fallo unánime, los jueces Roberto Guillermo Boccacci, María Teresa Bomaggio y Héctor Ricardo Ameigeiras condenaron al conocido oftalmólogo y ex presidente del Luján Tenis Club, Antonio Carballa García, a la pena de 5 años de prisión al encontrarlo como autor penalmente responsable del delito de "abuso sexual agravado por haber sido cometido por ascendente en su modalidad reiterada".
La condena no implica que el culpable pase el próximo lustro en la cárcel. Carballa García, de 69 años, nunca fue detenido. Ahora, quedó a meses de solicitar el beneficio del arresto domiciliario por una cuestión de edad. Pero también, como siempre se ajustó a derecho, los jueces consideraron como atenuante que continúe en libertad, haciendo una vida normal y ejerciendo su profesión como medio de ganarse la vida.
Para el Tribunal que lo juzgó, el condenado no amerita estar privado de su libertad hasta que el fallo quede firme ya que "ha permanecido en el medio al alcance de la autoridad policial o judicial, manteniendo el arraigo como profesional de la medicina". Tampoco, hay "peligro de fuga" dado que el encausado nunca entorpeció la labor de la Justicia. Sólo se le impuso "no salir del país, sin previa autorización otorgada en forma expresa" por el TOC 1. 
 
DE ESO NO SE HABLABA
Dicen los especialistas que el primer paso que hay que dar para superar un abuso sexual es develarlo y reconocerlo. Pero no es fácil. No hay parámetros sociales o culturales que identifiquen al abusador. Distintos estudios coinciden en un punto: el padre de la víctima es uno de los agresores más frecuentes. En un porcentaje muy alto son personas con un prestigio social que son capaces de seguir con sus relaciones habituales sin que nadie sospeche nada. Son adultos aparentemente normales e integrados socialmente.
"El abuso sexual es una forma de ejercer violencia, que daña en primer lugar a la víctima pero también a su familia y afectos. A mucha gente le cuesta creer que pueda ser verdad pero esto puede pasar en cualquier familia sin importar la posición social, ni económica. Es importante hacer la denuncia y confiar en la Justicia. Si bien creemos que tiene que cumplir con la condena efectiva y sin excepciones, el veredicto que lo declara culpable puede ser reparador para la víctima y en algún punto para la familia. Pero indudablemente tiene que ir preso porque falta el castigo efectivo", señalaron la madre y  los hermanos de la víctima.
Corría marzo de 2008 cuando la hija con retraso madurativo decidió romper el silencio. El testimonio fue terrible pero nunca puesto en duda. Se acababa de desatar un drama de puertas adentro o, como también se lo conoce, madre y hermanos estaban ante la presencia de un delito intramuros en el que prima el tabú y que por lo general no sale a la luz.
Cuando el abuso se produce en el seno familiar y la víctima lo denuncia la mayoría de las veces cae como un telón para hacer ver como que acá no ha pasado. Es un mecanismo de defensa para que la estructura familiar no se resienta y cuando se destapa este tipo de hechos, en muchas familias tienden a culpar a la víctima. Acá sucedió todo lo contrario.
Blanca Llanas, por entonces esposa de Antonio Carballa García y madre de la víctima, se animó a realizar la denuncia. "A partir de un hecho que se produjo en marzo de 2008, se tomó contacto con profesionales elegidos de común acuerdo y algunos hasta los eligió él (por Antonio Carballa). Pasada esta etapa, se hizo la denuncia. Hace algo más de un año se fijó la fecha del juicio oral en el Tribunal 1 de Mercedes para el 26 y 27 de agosto. En el juicio se evaluó, valoró la prueba y lo expuesto por testigos". Una semana después llegó la sentencia condenatoria. 
Atrás quedaron años duros. Fue una experiencia traumática en la que todos salieron dañados. La familia se quebró para siempre. El estigma de saber cómo iba a recibir la sociedad este tipo de asunto, que suele estar muy solapado, tampoco fue una decisión sencilla de tomar. Conocido el fallo, la madre y hermanos de la víctima consideraron oportuno dar la cara y sacarle el velo a quien puertas afuera goza de respeto. Una forma de combatir para no dejar impune al agresor.
 
TOLERANCIA CERO
El abuso sexual infantil es un delito, y como tal está tipificado en el Código Penal, pero la dificultad de demostrar los hechos hace que muchas veces las víctimas no encuentren amparo en la Justicia.
El proceso judicial también es duro para la víctima, sobre todo por dos motivos: el reencuentro con el acusado y la confrontación con el delito. Es decir, tener que revivir los hechos. A esto se une la desesperación por la lentitud del proceso, que puede alargarse varios años, casi siempre por una estrategia de la defensa del presunto agresor. "Fueron seis años de lucha por mover una causa que fue incluso archivada por la primer fiscalía, sin especificar los motivos", recordó la señora Llanas.
La prueba es muy difícil y muchas veces sólo existe la declaración de la víctima que en este caso fue más vulnerable por su condición de discapacitada mental. El testimonio fue respaldado por pericias y estudios que terminaron por derrumbar la coartada del Antonio Carballa García.
"El siempre negó todo diciendo que ella tenía alucinaciones pero para nosotros no había posibilidades que ella inventara o creara una situación semejante", dijeron en  la familia.  
En un principio, dudaron en hacer la denuncia por la exposición social que implicaba el asunto y para no revictimizar a la víctima, reconocieron. En tanto, el denunciado adoptó una actitud diferente a la que había tenido hasta ese entonces, conforme cree la familia,  decidió hacer una vida de mayor exposición social, creyendo tal vez que lo que había pasado en el interior del hogar no tendría correlato con la imagen que transmitía al exterior. Desde el principio, la familia de la víctima y el abusador dejaron de tener contacto. "No fue fácil pero si lo tuviera que hacer lo volvería a denunciar", dijo Blanca Llanas, quien fue su esposa durante 35 años. 
La comunidad todavía cree que esto pasa poco y que cuando sucede es en ámbitos alejados de su realidad. Los medios –sobre todo los locales- solemos informar casos que ocurren en sectores sociales de bajos recursos, cometidos por ignotos vecinos que viven mayormente en barrios alejados de la zona céntrica. Por goteo, suele filtrarse en algún parte policial la detención de un abusador que casi siempre forma parte del círculo más cercano de la víctima. Rara vez ha salido a luz un caso como el del oftalmólogo Carballa García, aunque esto no significa que no existan.
La difusión de estas situaciones no sólo sirve para que la ciudadanía abra los ojos a la problemática que representa el abuso sexual sino también para que toda la sociedad pueda vencer el miedo y dejar atrás el tabú que lo rodea.