Un piso de 90 metros cuadrados

Este ático se ha distribuido para que salón, comedor y dormitorio se bañen de luz natural a través de la terraza exterior. La clave: mucho cristal. Y el toque cálido: una buena chimenea con la que pasar agradables tardes de invierno.

Este ático se ha distribuido para que salón, comedor y dormitorio se bañen de luz natural a través de la terraza exterior. La clave: mucho cristal. Y el toque cálido: una buena chimenea con la que pasar agradables tardes de invierno.
Un cerramiento acristalado a modo de gran mirador sustituye en este salón a los clásicos tabiques convirtiéndose en el alma de este piso decorado por Marta Herrera. Las ventajas son todas: más luz y mayor sensación de amplitud. Y no se pierde calidez gracias a la chimenea. ¿Cómo ha sido posible en pocos metros? Cuestión de prioridades. El espacio que ocuparía el tradicional mueble del salón se ha destinado a una chimenea de chapa de acero que hace mucho más agradables las tardes de invierno.
El piso es diáfano, pero marca espacios cuando es necesario: la escalera y la puerta corredera actúan de separador entre el comedor, en el que también se ha ubicado una pequeña zona de estudio, y el salón.
Pasamos a las habitaciones. En el cuarto del bebé se aprovecha toda la altura de la habitación, con armarios volados a modo de altillo que no restan espacio "habitable" y brindan capacidad de almacén. La habitación se completa con la cuna, una cómoda -que sirve de cambiador- y un armario.
Y en el dormitorio principal, como en el salón, se invita al exterior a que se cuele por el ventanal que da acceso a la terraza. La sensación de amplitud que se genera es vital en tan pocos metros.

Todo al alcance de la mano
Eliminaron los tabiques y dejaron solo una pared maestra, para separar las estancias de día de las de noche. Esta distribución y la fluida circulación de la luz son las claves de la reforma de este piso de 90 m2.
Hace unos meses Carmen emprendió la aventura de encontrar piso. "Tenía muy claro lo que quería, un espacio no muy grande, pero luminoso y muy cómodo, donde tenerlo todo a mano", recuerda. En su búsqueda ha contado con la experiencia de la interiorista Lourdes Alba, de Estudi Metro. "El piso está en un edificio de unos sesenta años y diversas reformas ocultaban la gracia de la construcción original -comenta Lourdes-. La primera decisión fue rescatar los elementos arquitectónicos genuinos y crear luego un espacio diáfano y práctico. Eliminamos el falso techo y dejamos a la vista las vigas y las bovedillas, que pintamos de blanco. También recuperamos el esplendor de la antigua carpintería, decapándola".
Carmen está realmente feliz con el resultado: "Me encantó colaborar con Estudi Metro, son grandes profesionales. Ha sido una gozada y he aprendido de cada etapa del proceso, ha sido muy divertido".
Una de las características más atractivas de esta vivienda es que cuenta con dos fachadas, que se unen en un balcón que se proyecta sobre la calle. "La planta es casi cuadrada -prosigue Lourdes-. Suprimimos todos los tabiques y creamos dos zonas principales, separadas por la pared maestra. La primera es la que ocupan el salón y la cocina, en un espacio único. Situamos el equipamiento de la cocina con su isla en la pared del fondo. Luego viene el comedor, que sirve de transición hacia el salón". Las paredes se pintaron de marrón capuchino sobre el que destacan los textiles y alfombras mayoritariamente blancos. "La casa tiene mucha claridad, ya que además de las dos fachadas tiene un patio de luces -explica Lourdes-.
Esta ventaja la potenciamos instalando puertas acristaladas". Como la que cierra el dormitorio, dándole intimidad sin robarle luz ni sensación de amplitud. En esta estancia, un cabecero de obra aprovecha al máximo el espacio disponible.

Fuente: http://www.elmueble.com/