Escuela orquesta

Tres veces a la semana, un grupo de chicos del barrio Ameghino y aledaños concurren a la escuela 31 Almafuerte para estudiar música y aprender a tocar un instrumento. Durante la jornada extraescolar, los alumnos tienen clases de canto, y analizan y leen partituras.

La orquesta del barrio Ameghino cumple tres años y, como viene sucediendo desde 2011, ya es un hecho que este 25 de octubre lo celebraron con un recital en la Feria Franca. Quiénes son ellos: los chicos que han ensayado cada sábado en la escuela 31, junto al director, junto a los profesores, y junto a la docente de lenguaje musical.
El día de ensayo comienza temprano. A las 9.30, un grupo de mamás prepara la merienda de las 11, con chocolate caliente y galletitas. A pesar del tiempo transcurrido, aún se emocionan cuando escuchan a sus hijos tocar. El aprendizaje que adquiere un chico que forma parte de la orquesta, lo transforma a él y a su entorno; en diversos sentidos. No sólo porque mejoran su rendimiento escolar, sino porque aprender música desarrolla capacidades intelectuales que son transmitidas a las familias. Cada niño y niña integrante de la orquesta se lleva a su casa el instrumento sobre el que ha estado practicando. La tarea de aprender música la realizan con gran interés y comparten esa experiencia con sus pares en el aula, con sus hermanos y amigos en el barrio y con sus compañeros de ensayo.
La orquesta forma parte del programa Orquestas y Coros del Bicentenario, que en Luján tiene otras dos escuelas sede; la 10, del barrio Parque Lasa, y la 7, del barrio El Quinto. Juntas, participarán a fin de año en una muestra anual en el Polideportivo.
"Nosotros creemos y pensamos que la música es algo que puede ayudarnos durante toda nuestra vida, por eso tratamos de plantar estas semillas en los chicos y creemos que, tal vez en un futuro, esto puede redundar en un cambio importante para sus vidas. Recorrer el camino de aprender un instrumento, es un camino muy largo, muy difícil, pero lo estamos logrando y cada vez estamos sonando mejor", señaló Horacio Vivares, director de la orquesta.
Durante estos tres años, los alumnos han aprendido diversos temas y estilos musicales. Trabajan sobre canciones latinas y afroamericanas, blues, y clásica. El mes pasado, estuvieron en la apertura de las jornadas a puertas abiertas que brindó Aldeas Infantiles, y el fin de semana siguiente recibieron la primavera con un recital en la sociedad de fomento del barrio Santa Elena.
El equipo de trabajo está integrado por 11 docentes, un director de orquesta y un docente integrador; y 10 instrumentos diferentes. Cada instrumento tiene su profesor, y asimismo sus niveles. Cuando arman las partituras para los conciertos, lo hacen pensando en el chico que está en la orquesta desde sus inicios, en el que lleva más de un año aprendiendo y en el que recién se incorporó. Por eso, la tarea consiste no sólo en hacer arreglos para tres partituras diferentes de una misma canción, sino en lograr el equilibrio sonoro.
"La nuestra es una orquesta sinfónica. En esta formación tenemos casi todos los instrumentos que la componen, y esos instrumentos se dividen en familias: está la familia de los vientos compuesta por flauta traversa, clarinetes y el recientemente incorporado oboe; trompetas y trombones. La percusión la integran el xilofón y el glockenspiel, tambores, platillos, bombos, y panderetas. Y las cuerdas que son los violines, las violas, los violoncellos, y los contrabajos", explicó Vivares.
Día de ensayo
El sábado, los chicos ensayaban música de la película Piratas del Caribe. En cada salón de la escuela  estaban los alumnos recién ingresados, con sus instrumentos y su profesor. En otro salón, más grande, la profesora de Lenguaje Musical daba clases a los chicos que están en la orquesta desde sus inicios.
No fue hace mucho cuando Horacio Vivares y Hernán Rebottaro, docente integrador del programa, presentaron los instrumentos en la escuela 31. A partir de allí, la convocatoria ha sido sorprendente. El primer día concurrieron 115 alumnos. Después, ese número bajó porque muchos iban con una idea diferente, como aprender a tocar el piano o la guitarra. Hoy se estabilizó, y son 80 los inscriptos.
La orquesta acepta a todos. Desde los 8 a los 18 años, cualquier chico que quiera aprender música puede acercase. No hay requisitos previos, no hay audición, no se necesita tener experiencia musical. Los alumnos que concurren lo hacen porque quieren aprender. La mayoría son del barrio Ameghino aunque no todos estudian en la escuela 31. "Nos ponemos como meta que todos puedan tocar aunque no sepan nada, desde el primer día".
Además del aprendizaje, los integrantes del equipo atienden otras necesidades, y trabajan en situaciones puntuales. "El primer objetivo del programa es favorecer la retención de parte de las escuelas del alumnado, la música es una actividad importante para que los chicos se mantengan en el aula, por eso estamos en escuelas publicas. El trabajo, además, es social, hay chicos que cuando empezaron estudiaban el secundario y hoy están en la universidad", contó Vivares.
En la sala principal de la escuela, próxima a la cocina, los chicos se ubicaron en semicírculo dispuestos a comenzar el ensayo. Para entrar en clima, repasaron algunas escenas de la película sobre la que estaban trabajando. De lunes a viernes, en ese mismo salón funciona el comedor escolar.
"Todos (los alumnos y los profesores) estamos poniendo nuestro esfuerzo en función de lograr un producto en común: nosotros queremos que esta obra salga bien y para eso todos tienen que poner de su parte, escuchar el instrumento del otro, pensar qué hay que tocar; se trabaja en forma diferente a cuando uno es solista", resaltó Vivares.
Detrás de los chicos hay familias que también se sorprenden de lo que logran sus hijos, se acercan a la escuela y piden colaborar. A las 12, cuando culminó el ensayo, guardados los instrumentos, acomodadas las sillas, recién enjuagados los vasos de leche, un grupo de padres los esperaba en la puerta de la escuela. El próximo sábado retomarán la actividad, temprano.