Memorable noche arrabalera

El espectáculo de Tango BA se presentó en el Teatro Municipal Trinidad Guevara y ofreció un show descomunal. El público colmó la sala y aplaudió de punta a punta la propuesta tanguera. Hubo talleres abiertos al público y el cierre estuvo a cargo de la prestigiosa compañía Bien de Tango.

A lo largo de este año, que ya va llegando a su fin, desde la dirección del Teatro Municipal Trinidad Guevara han ofrecido una gran cantidad de propuestas saludables que englobó la participación de artistas locales así como también grandes propuestas de superlativa calidad que no suelen verse habitualmente. También cabe destacar que la mayoría de los mencionados shows fueron gratuitos. El coro femenino de la Municipalidad de Morón y el concierto a dos pianos brindado por los europeos Luca Chiantore y David Ortolá son dos cabales ejemplos. Se debe sumar un tercero que fue el que aconteció desde temprano el domingo pasado.
Promocionado por el Gobierno de la provincia de Buenos Aires, en la mira de los vecinos por las recientes inundaciones en el Partido de Luján, llegó a nuestra ciudad la propuesta cultural gratuita titulada Tango BA y que suele recorrer distintas ciudades bonaerenses. La jornada se inició a las 15 con una charla concierto de bandoneón y canto. A las 16.30 continuó con una clase de danza de todos los estilos de tango, que fue bien aprovechada por los asistentes, mientras que el esperado show comenzó a las 20.30 a cargo de la compañía Bien de Tango.
Con un marco ideal de público, que colmó la sala municipal, el elenco compuesto por 16 artistas salió al escenario. Una orquesta en vivo compuesta por bandoneón, violín, contrabajo y piano interpretó perfectamente una pila de clásicos del popular género rioplatense que incluyó una soberbia y notable versión de Adiós Nonino. Con la intención de trasladar al espectador a una noche arrabalera de algún bulín porteño, la puesta en escena contaba con un vestuario tanguero propio de aquellos tiempos y se visualizaba una escenografía que comprendía un balcón antiguo que formaba parte del escenario. También había mesas circulares, muy en boga en los recintos nocturnos de aquellos tiempos, en las que se sentaba alguna pareja a observar atentamente los pasos que hacía otra que bailaba al ritmo de la orquesta.
En algunos pasajes del show, se contaron cinco parejas sincronizadas bailando tango en el escenario del teatro, que parecía ensancharse ante cada truco que las parejas recreaban en un espacio que no permitía ni un mínimo error. En otros momentos, dependiendo de la música que sonaba, solo una pareja interpretaba la danza. Asimismo, también hubo lugar para el canto. Todo se iba sucediendo sin pausa. La única interrupción fueron los ensordecedores aplausos que se escucharon ante algún arriesgado paso de baile o alguna maravillosa interpretación vocal como sucedió cuando se escuchó el clásico El día que me quieras a dos voces. La propuesta de Bien de tango no dio respiro durante la hora y media que duró,  y fue interpretada en una calidad que rozó la perfección.
Con una puesta en escena única, al igual que la calidad artística de los intérpretes, la prestigiosa compañía tanguera se retiró bajo una ovación sostenida que parecía negarse a aceptar el final del show. El elenco agradeció devolviendo la calidez recibida con aplausos hacia el público y deleitó con la orquesta y las cinco parejas bailando La Cumparsita para cerrar una jornada tanguera que dejó en una profunda huella en los asistentes.