Fuera de agenda

Todo en la misma bolsa, a la calle, para ser recolectada por un camión que la deposita en el mismo basural de siempre, a la vera de la Ruta 192, cerca de algunos de los barrios más olvidados del partido de Luján.

Dirán que las urgencias eclipsaron cualquier otro gasto. Dirán que no hubo tiempo para seguir avanzando. Dirán que el problema, aunque latente, no aflora como para etiquetarlo como conflicto. Dirán, también, que hubo y hay demasiados problemas burocráticos para contar con todo lo necesario, en especial con los terrenos.
A la luz de los hechos, aunque las autoridades locales lo mencionan como inminente desde 2009, el Plan de Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos (GIRSU) sigue siendo una promesa, una aspiración; sobre todo, sigue siendo una carencia.
“La disposición de los residuos es un problema de Luján desde hace bastante tiempo. Se intentó resolver en varias oportunidades y no se pudo. Nosotros tenemos que tapar la basura lo antes posible porque eso nos va a generar una situación sanitaria mucho más estable en la zona porque la basura ubicada ahí es un problema de todos. (…). Eso hasta que comience la construcción del GIRSU”, decía el secretario de Salud, Medio Ambiente y Políticas Sociales, Alberto Luccón. Hace exactamente tres años que pronunciaba esas palabras.
Enero de 2012 y el funcionario hablaba de “etapa final” para el GIRSU, a la espera de la no objeción del BID para la financiación y después de ello la publicación de la licitación internacional. Luccón calculaba que para fines de 2012 estaría la licitación completa para el inicio de las obras.
Un año antes, en 2011, la entonces intendenta Graciela Rosso se reunía en la Municipalidad con los responsables máximos de ese programa y daba plazos que, a todas luces, también se incumplieron.
Se proyectaba que en 2012 se iniciara la campaña de concientización en los vecinos sobre desdoblamiento de los residuos, lo que se entendía como primer paso de la resolución del problema. Parte de esa campaña se realizó, con charlas en entidades y establecimientos educativos.
A tientas, se siguieron dando pasos para implementar este proyecto. En 2013, por ejemplo, hubo jornadas de capacitación de los promotores ambientales, que ya habían sido seleccionados. Hay quienes aseguran que hasta se llegaron a diseñar e imprimir las remeras para la tarea puerta a puerta.
Más adelante, como para paliar la falta de resultados, se salió a explicar que para la construcción de un galpón de selección y reciclado, un relleno sanitario y demás instalaciones del GIRSU había terrenos necesarios dentro del actual basural a cielo abierto en manos de Vialidad Nacional y otros de una empresa, aunque con opción de expropiación. Fue lo último concreto que se escuchó al respecto.
El dato más contundente sobre la falta de avance se nota todos los días, en todos los hogares. Luján no tiene una sola política que fomente la separación de residuos. Todo en la misma bolsa, a la calle, para ser recolectado por un camión que lo deposita en el mismo basural de siempre, a la vera de la Ruta 192, cerca de algunos de los barrios más olvidados del partido de Luján.
Durante todo el año pasado el gobierno local prácticamente no habló de su política en la materia. Según los últimos cálculos oficiales, la población local genera entre 80 y 100 toneladas de basura diaria. El problema está latente. Pasó una gestión entera y gran parte de la administración actual sin encontrar la solución. A nadie parece preocuparle. Sigue fuera de agenda.