Descangallas: cuando el tiempo no es amigo

Fue el domingo pasado en La Trova Bar y contó con la actuación de Vana Passeri, Andrea Borgnia y Eleonora Valdez, como invitada. En esta ocasión presentaron Reloj de plastilina, que podrá volver a verse el domingo 22 de febrero.

Descangalladas es un gusto que, por ahora, sólo se puede disfrutar en verano. Es una de las pocas propuestas humorísticas estables que ofrece la agenda cultural de Luján. El ciclo de humor ya lleva numerosas ediciones, siempre con un excelente marco de público que acompaña cada función. Además, cuenta con dos actrices como Vana Passeri y Andrea Borgnia que ya tienen un largo recorrido en la actuación y han demostrado talento para lograr la ardua tarea de provocar risas apelando a un estilo riesgoso basado en la ocurrente improvisación que sólo surte efecto cuando hay una total empatía entre los participantes. Para este show, además de ellas dos, se sumó Eleonora Valdez que también forma parte del elenco "descangallado".



El domingo, mientras los asistentes finalizaban su cena, pasadas las 22 comenzó la nueva obra titulada Reloj de Plastilina. La primera parte nos sitúa en una "pijamada" de tres adolescentes con  los clichés de la juventud 2.0. Sentadas sobre una cama, no hablan entre sí, sino que miran constantemente la pantalla de su celular mientras hacen gestos y muecas en solitario. Certera ironía de esta nueva realidad que nos tiene tan excesivamente comunicados para finalmente terminar sin hablarle a quienes nos rodean en una reunión o encuentro.



El escenario era una habitación donde estaban las tres reunidas mientras conversaban sobre los tópicos propios de la adolescencia en clave humorística, siempre apelando a la improvisación. Durante su encuentro, jugaron al juego de la copa, fumaron un cigarrillo y demás situaciones desopilantes que hicieron estallar a coro las carcajadas de los espectadores. La clave está en lo espontáneo, sin apegarse a lo que podría ser un guión humorístico, y en la sincronización se encuentra el éxito de la diversión sin recaer en los recursos de siempre que ya agotaron a este complejo género.



En la segunda parte del show, el escenario muta a una mesa con tres sillas. Desde el fondo del recinto se acercan las actrices personificando a tres ancianas que se acercan lentamente al centro de la escena para sentarse. Una de ellas les propone a las otras, desilusionada por el trato de sus hijos, un pacto suicida. Allí se inicia un debate muy gracioso que nuevamente despierta contagiosas carcajadas pero esta vez, la parodia recae en la dolorosa pero inevitable decadencia que contrae el paso del tiempo. La obra en algún punto es una parodia sobre nuestra breve y absurda existencia, haciendo hincapié en dos extremos: adolescencia y vejez. El tiempo avanza y las agujas siempre corren con ventaja. De acuerdo con la frase de Charly García, en su canción homónima al título de la obra, "si el tiempo no es amigo, no importa más, yo sólo quiero jugar".