Tras el asalto y la golpiza, volvió el cuidador al Club de Regatas

Viernes//Ramón Fernández, el hombre salvajemente agredido por dos malvivientes, habló con EL CIVISMO Digital días después de haber sido dado de alta. Dijo haber temido por su vida y que el hecho duró varias horas. Socios del club hicieron saber su disgusto con lo ocurrido.

Con las escleróticas de un color rojo carmesí que no le permiten ver con normalidad, Ramón Fernández, más conocido como "Lucho", fue dado de alta y regresó al Club de Regatas donde el domingo a la madrugada fue golpeado por dos delincuentes que concretaron un asalto en la institución.
Además de tener los ojos cubiertos de sangre y la visión algo borrosa, en el cuidador aún se aprecian marcas en la frente que tienden a cicatrizarse y un gran hematoma que se desparrama por el cuello y parte de la clavícula derecha, como así también golpes internos y una lesión en la mandíbula.
Fernández tiene 54 años y es un hombre de contextura física pequeña, pero esto no le impidió hacerle frente a dos sujetos que tranquilamente pudieron haberlo matado. En diálogo con EL CIVISMO, recordó que el domingo pasada a la medianoche salió del club hacía la entrada ante el ladrido desesperado de dos perros que lo acompañan.
No alcanzó a llegar cuando, en medio de la oscuridad, logró divisar a dos individuos saltando el portón y avanzado hacia el edificio. Segundo después, se tomó a golpes pero poco pudo hacer ante la superioridad física y numérica. Al menos uno de los delincuentes estaba armado. "No sé si tenía balas, pero me apuntó y me decía que iba a matarme", contó, al tiempo que recordó que los malvivientes tendrían unos 25 años y actuaron a cara descubierta.
A golpes lo llevaron hasta el sector de los baños. Luego lo ataron de manos. Uno de los delincuentes se apiadó, en cierta forma, al concederle una campera para que se cubriera del frío que hacía esa noche. "Me dijeron: "Flaco, te vamos atar y quédate en el molde que ahora viene el bondi"". En casi cinco años en el club, afirmó que nunca pasó por una situación semejante y admitió haber temido por su vida.
Con el cuidador maniatado, los asaltantes se abocaron a concretar su plan. Forzaron puertas, violentaron las cerraduras de las distintas dependencias, causaron destrozos y robaron todo lo que pudieron: desde dinero hasta herramientas; desde efectos personales del propio Fernández hasta un toallón que era de la secretaria.
El hecho duró varias horas. "Lucho" estimó que los delincuentes permanecieron en el lugar hasta las 6 de la madrugada. No había clareado aún, cuando dejó de sentir ruidos en el club y decidió entonces salir para dar aviso de lo ocurrido al presidente de la institución. "Cuando no escuché más ruidos, salí y me fijé que no estuvieran. Estaba amaneciendo".
Una hora después, Fernández ingresaba al Hospital Municipal donde permaneció internado en observación hasta el martes a la mañana cuando fue dado de alta, aunque deberá seguir haciéndose estudios -en especial en los ojos- para seguir de cerca la evolución de las lesiones.
Para Fernández, hay que dar vuelta la página. Su principal preocupación no parece ser su salud sino una obra que debería hacerse en el club para que no se inunde más una zona de mesas.
En el Regatas, el episodio acontecido el fin de semana es motivo de preocupación entre los socios que hicieron conocer su disgusto colocando telas con consignas dirigidas al intendente, en la que reclaman mayor seguridad y, de paso, una obra que sigue en deuda.
"Si transpolás esta situación a Moreno, me hubieran matado. Yo les hablaba bien pero uno estaba más bravo, sacado", agregó. Y enseguida cambió de tema para insistir con el reclamo: que se coloque un caño que evite que un sector del club se encuentre permanentemente anegado.