“Pienso en Luján y se me dibuja una sonrisa”

Miércoles//Victoria Real Vispo vive hace más de diez años en un pueblito cerca de Barcelona. Aunque extraña, disfruta con su familia de la cercanía de las montañas y el mar.

De Luján ya hace 20 años, pero que Victoria Real Vispo se fue de la Argentina se cumplen 13. Según contó, ahora desde Sant Climent de Llobregat, cerca de Barcelona, en España, fue una iniciativa "de jóvenes" la que la llevó hasta esos pagos.
"Mi marido y yo teníamos trabajo en Telecom y, visto en perspectiva, nos iba bastante bien. Pero éramos jóvenes y teníamos esa inquietud de ver el mundo y cambiar de sitio. Y nos vinimos a Cataluña", nos contó Victoria.
- ¿Por qué elegiste ese lugar?
- No sabemos bien por qué. Tal vez el idioma, o la imagen moderna y cosmopolita que teníamos de Barcelona.
Hoy, instalada allí con su familia, asegura que "Cataluña es un lugar precioso: hay mar, montaña, algunas grandes ciudades y muchos pequeños pueblos. Se habla castellano y catalán, y la gente está muy orgullosa de su cultura".
Victoria está en un pueblo pequeño, llamado Sant Climent de Llobregat, en un valle rodeado de montañas. "Estamos a 10 minutos en auto de la playa y a 25 minutos de Barcelona, donde vamos a trabajar cada día", explicó.
En esa región nacieron sus dos hijas de 7 y 9 años. Son catalanas pero también argentinas. "Ellas son de aquí, pero también nos gusta que conserven la nacionalidad y lo que puedan de nuestra cultura. También tengo cerca a mi hermana Guada. Tiene una beba, que se llama Luján", detalló.
"Hice nuevos grupos de amigos en diversos lugares: los grupos de padres del cole, en el trabajo, en el estudio y los grupos de running. Y una señora que adoro, que cuidó a mis hijas cuando eran chiquitas para que yo pudiera trabajar. Tuve suerte, me encontré con gente estupenda", aseguró la joven.
- ¿Qué destacás como positivo y qué como negativo de tu vida allá?
- Hay muchas cosas positivas, una de ellas es la seguridad. Podés ir solo a la noche tranquilamente. Yo suelo salir sola a la noche por la montaña, algo impensable allá. Pero la principal es la gente. En mi caso, siempre he sentido aceptación a pesar de la diferencia. Hay mucha mente abierta. Lo negativo fue tener los afectos lejos, sobre todo el primer tiempo después de ser mamá.
Otro aspecto que Victoria evaluó es el económico: "Después de la crisis, si tenés la suerte de tener trabajo, seguramente ganás menos que hace 10 años".
Victoria trabaja como "helpdesk" (mesa de ayuda) en una automotriz en Barcelona. Y los sábados, como hobby, ayuda en los entrenamientos de un grupo de mujeres runners.
- ¿Cómo sería un día tuyo?
- Me levanto muy temprano. A las 6 entro a trabajar. A la tarde, me ocupo de mi casa, mis hijas y a estudiar lo que pueda. Trato de llevarlas a jugar a la plaza o a la montaña un rato cada día. Y nos vamos a dormir muy temprano.
Aunque admite que "casi nunca hablo por teléfono", mantiene el contacto con sus afectos en Argentina a través del mail, whatsapp o facebook.
- ¿Qué extrañás de Luján, si es que extrañás?
- Cada vez que pienso en Luján, se me dibuja una sonrisa. Extraño pasear por San Martín, la costumbre de ir a tomar mates a casas de los amigos, ir a buscar alfajores al negocio de mi tío Vispo, y pasar las horas al sol en el fondo de la casa de mi papá.
Y siguió la enumeración con casi una descripción profesionales de un aspecto muy particular que Victoria extraña de estas tierras: "Extraño las heladerías. Las heladerías de Luján son las mejores del mundo. Hasta que no nos vamos, no nos damos cuenta de la variedad que hay. Podrías elegir una cada día de la semana. Por más que digan del helado italiano… yo nunca probé helados mejores que los de Luján".
"También extraño ir a la fiesta criolla de la Agraria. Las calles de barro de la Hostería y la tierra que tenemos, donde crece cualquier cosa que plantes", agregó.
- ¿Qué es lo que menos extrañás?
- No extraño nada la inseguridad. Los que crecimos allí con la puerta abierta, sabemos cómo ha empeorado la situación en ese sentido. Tampoco la manera caótica de manejar.