El arte de lo repugnante y el engañoso brillo de la luz

Miércoles//El sábado por la tarde en el Museo de Bellas Artes Fernán Félix de Amador el artista plástico porteño Raúl Giménez presentó su muestra Alcantarillas. También se inauguró la exposición de esculturas de Adriana Carambia titulada La trampa del destello.

La abundante lluvia que habían pronosticado desde el servicio meteorológico para el jueves y viernes, finalmente llegó en la jornada del sábado y sólo cedió momentáneamente algunas horas para después volver a arremeter con más fuerza. Pese a ese desalentador panorama, algunos valientes se animaron a ir al Museo de Bellas Artes para observar las nuevas muestras que se presentaban. Dos propuestas disímiles pero muy interesantes.
Por un lado, en la sala Jorge Casals, la artista Adriana Carambia presentó sus particulares y extravagantes esculturas. Tal como afirma el texto firmado por Guido Ignatti que acompaña su muestra: "Las obras que se disponen en la sala parecen provenir de un paisaje extraño pero, a la vez, afín. Sus piedras destellantes animan la idea del territorio inexplorado". En ese sentido, el espectador se encuentra frente a piezas artísticas que lo interpelan y se caracterizan por revestir un carácter enigmático que provoca una misteriosa curiosidad. Dicha condición se materializa cuando proseguimos leyendo la reseña de Ignatti que nos informa que las esculturas están hechas con lo que alguna vez fue un parabrisas, una ventana o incluso una cuneta; material que transformado bajo la mirada artística de Carambia se transforma en un objeto que bien podría figurarse como una piedra valiosa de un mundo extraño aunque sea una trampa del vidrioso brillo destellante.
La otra exposición, en la sala U. Aimé, corresponde a Raúl Giménez y es una invitación al mundo subterráneo de las alcantarillas. El artista plástico transforma el salón, dotándolo de sus elementos más simbólicos: diversas tapas de boca que se exhiben, que tienen adheridas todo tipo de basura que no está dispuesta arbitrariamente sino que forman parte de lo que su autor quiere transmitir. Cúmulos de hojas secas otoñales adornan el piso, así como también se percibe otro elemento imprescindible de este paisaje como el agua, a través del sonido.
Las réplicas de las tapas de las  alcantarillas que se exhiben están hechas con una base del telgopor sobrante que proviene de las compras de electrodomésticos. "Mi trabajo es trasladar obras y por eso estoy mucho en la calle, así como también estoy en permanente contacto con artistas plásticos. La idea surgió después de ver un documental sobre una pareja en Colombia que vive en las alcantarillas de una ciudad", comenta el artista plástico en diálogo con EL CIVISMO.
 Asimismo, confiesa que se volvió un experto en el alcantarillado, obsesión artística que lo llevó a interiorizarse en las alcantarillas de otros países y sus características. "En China, por ejemplo, las tapas llevan dibujos. Nunca pensé que de algo tan común podía aparecer un mundo aparte, es realmente asombroso. Y aquí en Argentina hay un grupo que se dedica a visitar las cloacas, donde han encontrando objetos valiosos y hasta tesoros que desembocaron allí".
Aquellos que quieran explorar y contemplar ambos universos disímiles pero atractivos, y fuera de las ofertas convencionales, tienen tiempo de hacerlo hasta el 12 de julio. Ambas invitaciones aguardan en el Museo de Bellas Artes Fernán Félix de Amador.