Dos menores armados con un cuchillo protagonizaron un raid delictivo en el barrio Santa Elena

Sábado//El primer atraco se produjo en San José al 500 y el segundo en Rodolfo Moreno al 1900. En ambos casos redujeron a los propietarios de las verdulerías a punta de cuchillo y huyeron con la recaudación. Los vecinos refirieron un tercer asalto a una verdulería de la zona y se quejaron por la desprotección que sufren por las noches. Apuntan al predio abandonado del ex Parquerama.

Dos menores de edad armados con un cuchillo protagonizaron un raid delictivo en tres verdulerías del barrio Santa Elena. El primer atraco tuvo lugar en el local ubicado en San José al 500. Cerca de las 20.30, su propietaria se encontraba en el depósito de la verdulería cuando escuchó que se abría la puerta de entrada. Apenas había alcanzado a asomarse al mostrador de despacho de mercadería cuando uno de los jóvenes hampones la amenazó con un cuchillo en la frente y la tiró al piso. Rápidamente, vaciaron la caja registradora y se dieron a la fuga.
Pero el ilícito no acabó ahí, sino que se replicó en otra verdulería propiedad de la misma familia situada en Rodolfo Moreno al 1900. Según pudo confirmar este medio, el modus operandi fue idéntico, así como sus presuntos autores. Por último, vecinos de la cuadra contaron a El Civismo que un tercer atraco de características similares se produjo en otra verdulería del barrio y que una vez más, los protagonistas serían los mismos.
Los clientes del local se quejaron por la desprotección que sufren por la noche, cuando las calles quedan vacías y los malvivientes actúan a sus anchas. Según refirieron a este medio con los temores lógicos del caso, todo el barrio sabe donde está su guarida: el predio abandonado donde funcionaba el Parquerama.
Tal como afirmaron, el solar que supo brindar momentos de diversión a lujanenses y turistas, hoy es un aguantadero de malhechores que rápidamente atraviesan su desvencijado perímetro y se pierden en su espesura. Incluso algunos indicaron que por las noches suelen arrojar piedras a los vehículos que circulan por la calle San José a la espera de que el daño haga detenerse a los conductores y de esa forma poder abordarlos.