Nuevo Renault Mégane III Fase 2

Propone una actualización en diseño y equipamiento sobre la tercera generación del modelo. Lanzado en septiembre pasado en una única versión, el Mégane III se posiciona en el “corazón del segmento”.

Para no perder presencia en uno de los segmentos más disputados del mercado argentino como son los hatchback medianos, Renault Argentina volvió a comercializar el Mégane III, ahora en su denominada Fase 2, que propone una actualización en diseño y equipamiento sobre la tercera generación del modelo. Lanzado en septiembre pasado en una única versión –1.6 Luxe Pack–, el Mégane III se posiciona en el "corazón del segmento", tal como afirma la marca del rombo. A continuación, que ofrece y qué le falta a cambio de $291.300y fundamentalmente, cómo queda parado ante sus rivales más directos.
Es oportuno recordar que el Mégane III se lanzó en Argentina en noviembre de 2010 y se actualizó sutilmente en octubre de 2012. Durante 2014, debido a las complicaciones en materia de comercio exterior, Renault debió suspender la importación del Mégane III. Por varios meses el modelo desapareció del catálogo de la marca hasta el retorno de la oferta con esta Fase 2, que continúa arribando desde Turquía. Su misión será competir frente al Ford Focus, Peugeot 308, Volkswagen Golf y Chevrolet Cruze en la franja media del citado segmento.

POR FUERA
A nivel estético, la Fase 2 del Mégane III replica la nueva identidad visual de Renault, donde el rombo toma mayor protagonismo en el frente del vehículo. Es la "cara" que también se aplicó en el resto de los modelos de la marca, entre ellos el Fluence, la versión sedán del Mégane. Este cambio no implicó alteraciones en las dimensiones del hatchback, que conserva un largo de 4,30 metros, con 2,64 m entre ejes, un ancho de 1,80 m y una altura de 1,47 metros.
En detalle y más allá del rediseño, en el frente se destaca la incorporación de luces diurnas de LED. En el lateral sobresale el nuevo diseño de llantas, denominado "Eptius", de aleación en 16 pulgadas. En la vista trasera no hay modificaciones: se mantiene el diseño de las grandes ópticas que invaden el portón (allí también son funcionales), aunque sin incorporar tecnología LED en este caso. El Mégane III Fase 2 propone una paleta de cinco colores (Blanco Glaciar, el de la unidad probada).
El Mégane III que evaluamos estaba calzado sobre neumáticos Bridgestone Turanza 205/60 R16. El punto negativo es que el auxilio es de uso temporal, ya que se trata de un rodado en medida 205/65 R15 y de otra marca (Michelin Energy Saver). Si bien no es de eso auxilios que parecen de motocicleta, tiene estampada la leyenda que indica una velocidad máxima de 80 km/h durante su utilización. En la jaula donde se guarda el auxilio, fuera del baúl por debajo del chasis, lógicamente entra también un rodado homogéneo…

POR DENTRO
El Mégane III transmite sensación de calidad. La parte superior de la plancha de abordo presenta materiales suaves al tacto y en el resto del conjunto predominan los plásticos rígidos (incluidas las contrapuertas), aunque bien encastrados. Lógicamente, no está al nivel de un Golf, el gran referente en materia de calidad interior en este segmento, y tampoco no se trata ésta de una versión tope de gama, sino intermedia. Así y todo, sin grandes lujos el Mégane III deja en claro su origen europeo.
El instrumental es el mismo que ofrece el Fluence, con predominio digital pero completa información (la computadora de abordo incluye monitoreo de presión de neumáticos). También se destaca la pantalla táctil del sistema multimedia R-Link, con navegador incluido, cuya ubicación tiene una ventaja y una desventaja: a favor, que allí sobre la plancha de abordo apenas obliga a desviar la vista del camino para visualizarla; en contra, que allí ubicada queda lejos del alcance de la mano y hay que estirar mucho el brazo para operarla.
La posición de manejo es correcta, con múltiples regulaciones (volante en altura y profundidad) pero con una butaca de escasa sujeción lateral. El volante, revestido en cuero, ofrece un agradable tacto y diseño, y allí se incluyen parte de los comandos de operación del control de velocidad crucero. Y decimos "parte" porque el botón que lo enciende y lo desactiva aparece en una ubicación poco natural: entre ambas butacas, junto al freno de mano. Lógicamente, debería estar también en el volante. Por su parte, los comandos del audio y la telefonía están ubicados sobre la columna de dirección, detrás del volante.
La habitabilidad trasera es acorde para dos adultos y limitada para un quinto pasajero, quien no podrá acomodar sus piernas debido al espacio que roba el falso túnel de transmisión y las salidas de ventilación, aunque en este último caso son bienvenidas para mejorar el confort.
Por último, el baúl ofrece 368 litros, volumen que lo posiciona entre los más acotados frente a sus rivales de segmento, sólo por encima del Focus (316 litros) y por debajo del Golf (380 litros), Cruze (413 litros) y 308 (430 litros). Pero está claro que por tratarse de vehículos con silueta hatchback, quien se incline por éstos no tendrá entre sus prioridades la capacidad de carga de equipaje. En el caso del Mégane III, el volumen puede ampliarse hasta 1.162 litros rebatiendo los respaldos traseros (puede hacerse por fracciones 1/3 y 2/3).

AL VOLANTE
Debajo del capot, que felizmente se sostiene con amortiguador (y no con varilla), se esconde el conocido motor K4M de Renault, de 1.6 litros, 4 cilindros y 16 válvulas, ahora actualizado para anticiparse al cumplimiento de la norma anticontaminación Euro 5 en Argentina. Asociado a una caja manual de 5 marchas, entrega 110 CV a 6.000 rpm y un torque máximo de 145 Nm a 4.250 rpm. Como se apuntó, esta es la única motorización disponible, por lo cual ya no hay opciones de mayor cilindrada y/o potencia, como supo ofrecer el Mégane III y como también hoy proponen los rivales mencionados.
Con el impulsor de 1.600 cc, el Mégane III acelera de "0 a 100" en respetables 10,8 segundos y alcanza 181 km/h (en 5ª a 5.600 rpm). Las recuperaciones lógicamente son modestas, con 12 segundos para el "80 a 120" en 4ª marcha. Donde se lució fue en las pruebas de frenado: con discos en las cuatro ruedas, se detuvo en menos de 38 metros para el "100 a 0".
Dinámicamente, el Mégane III propone un correcto tránsito en rutas y autopistas, sin vicios ni pérdidas de tracción en situaciones de exigencias, y siempre con el control de estabilidad (ESP) listo para intervenir ante una desviación de la trayectoria deseada por el conductor. La suspensión trasera es de eje rígido, pese a lo cual ofrece un paso firme por curvas; y la dirección eléctrica genera un correcto grado de asistencia de acuerdo a la velocidad. En la ruta destacamos la insonorización (doble burlete completo en las cuatro puertas), y en la ciudad, el confort de marcha (gracias a los neumáticos con perfil "60", que filtran bien las irregularidades).

EQUIPAMIENTO
Como versión de equipamiento intermedio, el Mégane III Luxe Pack presenta una interesante dotación en materia de seguridad, pero algunos faltantes en confort y menor potencia motriz, sobre todo al compararlo con las versiones de media gama de sus rivales o aquellas equivalentes en precio.
En seguridad, el listado incluye controles de tracción y estabilidad, seis airbags, anclajes Isofix, faros antiniebla delanteros y trasero, cinco cinturones inerciales de tres puntos de fijación, cinco apoyacabezas, monitoreo de presión de neumáticos, y sistema ABS con repartidor electrónico y asistencia en urgencia. En pruebas de choque, Euro NCAP calificó al Mégane III Hatchback con 4 estrellas sobre 5 posibles en los ensayos realizados en 2014.
En confort, lo más destacado del Luxe Pack es el sistema multimedia R-Link con pantalla táctil de 7 pulgadas, que incluye GPS, audiostreaming vía Bluetooth, puerto USB, ranura SD, CD-MP3, reproducción de fotos y videos, y sistema de órdenes por voz. Además, "tarjeta-llave" para apertura y cierre por presencia, encendido por botón, climatizador automático y sensor de estacionamiento trasero.