Cinco razones por las que su hijo no es obediente

Los cambios que se van produciendo en un hijo hace que, a veces, se vuelva desobediente. Razones por las cuales puede ocurrir esto.

Está en constante cambio
Los primeros años de la vida de cualquiera de nosotros son los más importantes para formar nuestra personalidad. Cada mes, cada temporada que va pasando significa en nosotros un avance espectacular y lo que no podemos esperar de nuestro hijo cuando empieza el curso cuatro meses después puede ser ya una realidad. La situación en la que hasta hoy nuestro hijo era obediente y nos hacía caso en cuanto se lo pedíamos, de repente empieza a suponer un problema.
Tenemos que evitar que esto nos desubique tanto a los adultos que no sepamos reaccionar.

Quiere ver dónde están los límites
Desde muy pequeñitos descubrimos dónde están los límites gracias a la presencia de adultos que nos las van marcando. Necesitamos que nos los indiquen, necesitamos confirmar los que ya conocemos. Todo entra dentro de lo habitual en el desarrollo de los niños aunque a veces a los padres pueda acabar haciéndonos perder la paciencia. Entender que es algo necesario, puede permitirnos enfrentar los momentos agotadores que puede producir el hecho que un niño presione mucho en este tema.
Y sobre todo no debemos olvidar que nuestra obligación como padres es establecer unos límites sanos a nuestros hijos que nos permitan crecer en un entorno de respeto, confianza y seguridad.

Está cansado
Cuando niños y adultos estamos cansados, todo se vuelve más complicado, pero además ellos no tienen los recursos emocionales para comprender lo que está pasando e intentar aplacarlo. Cuando nuestros hijos están cansados pueden enfadarse, gritar, llorar tener una rabieta espectacular o dejar de obedecernos y no hacer caso a las indicaciones que les hagamos. Intentemos evitar que nuestro hijo llegue agotado a situaciones que van a requerir den su atención.

Se le está exigiendo demasiado
¿Se ha parado a pensar si quizás estás exigiendo demasiado a su hijo? En los países desarrollados, las personas que puede permitírselo, da una educación a sus hijos de muy buena calidad, pero a veces excesivamente sobrecargada por tareas escolares, clases extraescolares y responsabilidades en el hogar. Aún no teniendo medios económicos, podemos estar presionando a nuestros hijos sin darnos cuenta precisamente desde la sensación de que no deseamos que ellos pasen las dificultades que estamos pasando nosotros.
Nuestros hijos quieren que estemos y orgullosos y contentos y pueden parecer que aceptan con alegría todo aquello que vamos dándole, el problema es que sin darnos cuenta acabamos esperando algo a cambio: un buen hacer, unas buenas notas, un buen campeonato, un buen partido, las mejores notas. Es un niño y está aprendiendo. Recuérdaselo a usted misma constantemente.

Le ocurre algo que desconoce
A veces los niños por una falta de capacidad para expresar sus emociones, no nos trasmiten aquellas situaciones que les están afectando y dejar de ser obediente puede ser una llamada de aviso. Si todavía son bastante pequeños, puede usted ayudarle dándole opciones sobre sentimientos o situaciones que puedan estar pasando y si son más mayores podría ofrecerles su absoluta confianza en él para que le cuente cuáles son sus preocupaciones o si está pasando algo que usted desconozca.
Quizás la situación sea de muy fácil arreglo o por el contrario signifique un descubrimiento que va a afectar a todos. Lo importante es que salga a la luz y poder ponerse manos a la obra.

Fuente: Vida lúcida- Eva María Bernal-Experta de Consejos de mamá