"El sistema nervioso es el que escribe"

Roxana Bidoglio, Perito Grafóloga y autora del informe que analiza el perfil del odontólogo Ricardo Barreda, contó a este medio cómo llevó adelante este trabajo que la llevó a estar entre las profesionales más consultadas a la hora de prevenir casos de violencia de género y de abuso infantil. Dicta un perfeccionamiento en el centro cultural Cinema Rosso.

EL CIVISMO dialogó con Roxana Bidoglio, Perito Grafóloga que en 2013 realizó un informe sobre el caso Barreda a partir de muestras gráficas del odontólogo que en 1992 mató a quemarropa a su esposa, a su suegra y a sus dos hijas. La propuesta de Bidoglio, que dicta un perfeccionamiento en Luján, es demostrar cuán importante es el aporte de la Grafología para prevenir casos de violencia de género, abuso infantil y violación. El de Barreda es un caso emblemático sobre este tipo de violencia y femicidio, y en una lectura científica de su escritura, la grafóloga vio rasgos de conducta agresiva producto de un brote psicótico. El trabajo fue presentado en el 23° congreso de la Asociación Argentina de Psiquiatras.

“Yo hice un análisis posterior en el año 2013, lo entrevisté (a Ricardo Barreda), y siempre fue porque en una oportunidad tuve acceso a unas escrituras suyas que eran contemporáneas a los hechos (ocurridos en 1992), y me di cuenta que había existido un brote psicótico en Barreda al momento de cometer estos actos criminales, entonces me pareció que era importante que la sociedad también conozca lo que se denominan delitos patológicos, que son aquellos en los cuales una persona puede ser presa de un estado pasional que le sesga la percepción, entonces le impide comprender la criminalidad del acto, como dice el art.34 inciso 1 del Código Penal”, citó Bidoglio.

La Perito Grafóloga tuvo acceso a un nota escrita por el odontólogo 48 horas después de los crímenes, en la que solicitaba un asesor jurídico. Esta referencia le permitió a Bidoglio llevar adelante un análisis exhaustivo de su escritura y un informe posterior que fue presentado en distintos congresos y reconocido por la Suprema Corte en la provincia de Neuquén.

“Barreda tiene un delirio de reivindicación, que entra dentro de los delirios pasionales, que son formas de paranoias, que son psicosis. Las psicosis se manifiestan en formas diferentes. Él tenía un delirio de reivindicación, reivindicaba la figura del pater familia, de ser el padre de la familia, el jefe del hogar. Él decía que se vivía un matriarcado en su casa, y el paranoico desarrolla toda una obsesión, y en este caso hubo un brote”, señaló.

¿Esto significa que al momento de cometer los asesinatos no estaba consciente de lo que hacía, que no hubo premeditación?

Sí. Lo que confunde, quizás por falta de conocimiento, que la gente no tiene porqué saberlo, es que la paranoia, que él haya preparado el arma, forma parte del delirio, porque él pensaba que estaba siendo hostilizado, que eran ellas o él, y eso forma parte un delirio de persecución que él tenía. La paranoia tiene un trastorno del estado de ánimo, es una bipolaridad mórbida, es una persona que está desregulada emocionalmente por su patología misma; y al momento que se desencadenó esa reacción que él tuvo, fue por una situación que se dio desde lo fáctico: él argumenta que su ex mujer le dijo lo que él dice que le dijo: andá a limpiar… No cualquiera de nosotros nos desbordaríamos ante eso, a ese alto grado de desborde. Eso es lo que marca la frontera entre la salud y la enfermedad.

¿Cómo accediste vos a la primera escritura, era una carta, una nota que había escrito?

En la comisaría escribió una nota donde solicitaba la asistencia de un asesor jurídico, de un abogado, de un letrado, y yo había visto escrituras que son muy posteriores, fuera del brote, que sería la escritura cotidiana, normal, de él, y me di cuenta que había habido una ruptura en la unidad cohesiva. Es decir, nosotros para representar, para entender lo que hacemos, lo que decimos, tenemos que tener una mente saludable, que la escritura te lo marca muy bien, una variable gráfica que se llama continuidad, cohesión, no tiene que estar fragmentada, y la escritura de Barreda al momento de comer los actos tenía esa ruptura.

¿Y vos el trabajo lo hiciste en forma independiente; quisiste conocer más, pudiste entrevistarlo, y eso después quedó añadido a algún expediente del caso?

No, pero sí a nivel social lo divulgué, inclusive este trabajo lo presenté en Neuquén y fue declarado de interés general por la Suprema Corte de esa provincia, por el Poder Legislativo y por el Concejo Deliberante, o sea, lo consideraron de interés a nivel social, es un aporte porque nos permite a nosotros ver con anticipación. De nada sirve que uno vea las cosas después.

En el caso de una denuncia por violencia de género, si el grafólogo interviniera en las etapas donde el juez toma esa denuncia y tiene que dictar una medida cautelar que es expeditiva, que es rápida y que tiene que ser dentro de las 48 horas; podría observar si hay algo, o si hay desregulación, o si es una persona violenta, o si es una persona potencialmente peligrosa. El caso (Fernando) Farré, me hace acordar mucho al caso Barreda, por el tipo de características que se ven. Entonces, la grafología tendría que intervenir antes para prevenir, tiene con qué y tiene mucho qué decir.

¿Interviniste en otros casos de violencia de género?

No, pero fui consultada por muchos profesionales de la psiquiatría forense.

¿Encontraste características en común, entre el caso Barreda y otras personalidades que desarrollaron violencia de género?

Lo que tienen en común es un tipo de reacción. Nosotros producimos reacciones que a veces son totalmente inesperadas, el tema es que lo que hay que saber es de qué tipo de estructura se trata, si es una estructura psicótica, si es neurótica, si es una estructura desregulada en qué grado, qué gradiente se dice, qué tipo de situación anímica está presente en la escritura, porque eso nos permite advertir si el sujeto es peligroso o no.

¿Se puede advertir alguna reacción peligrosa, por ejemplo?

Sí, se puede advertir, anticipar si esta persona, bajo el efecto de determinados estímulos displacenteros puede llegar a reaccionar de determinada manera desproporcionada, que le inunde la conciencia. Esto es como un tsunami. El estado pasional es como un tsunami que inunda tu cabeza, para hablar más coloquialmente, y te impide entender.

Y, para que quede claro, esto no justifica en nada lo que la persona hizo. Lo que uno trata de hacer es anticipar esas conductas.

No, no justifica de ninguna manera. Por un lado se trata de anticipar, de modo de advertirlas en el marco de denuncias por violencia de género y también de denuncias por abuso sexual, para ver si hay perfiles perversos involucrados. Y en el marco de los delitos patológicos, permite que el grafólogo, como una de las tantas pericias que intervienen como asesores dentro de los dictámenes, también se pueda pronunciar en términos de imputabilidad o de inimputabilidad. Pero esto no es que justifica ni nada, un femicida es un femicida, pero no es lo mismo un femicida que es un psicópata, que nace psicópata, que tiene una marcada tendencia natural a ser mala persona, que es un estratega y un premeditador, que tiene rasgos perversos morales, que es un psicópata claramente y entiende lo que hace; a una persona que no pudo ser capaz de entender lo que hacía. Esa persona no es que se la va a llevar de arriba, va a ir a un instituto psiquiátrico y va a cumplir su condena ahí. 

¿Cómo trabajás desde la grafología en casos de abuso infantil?

El tema del abuso infantil me preocupa porque eso es algo que no se recupera nunca más, y puede traer como consecuencia un cambio en la neuroquímica cerebral, es decir que puede derivar en depresiones, en trastornos del estado de ánimo, o puede bajar el sistema inmunológico y la persona enfermarse.

Y esto de que si fue abusado de chico, va a desarrollar la misma conducta de grande, ¿es así?

No necesariamente, hay personas que lo resuelven de otra manera. Para esos casos es bueno que la grafología intervenga porque vos podés objetivar un perfil perverso. Y también podés objetivar una enfermedad orgánica, no porque somos médicos ni mucho menos. Porque es el sistema nervioso el que escribe, entonces cuando nos enfermamos baja todo lo volitivo. El sistema nervioso recoge toda la información de nuestra pluralidad de sistemas, y lo traduce por vía motora en el caso de la escritura. En el caso de una enfermedad, se pone de manifiesto una baja de la voluntad, del estado de ánimo que se ve en el color del trazo, en la flexibilidad o en la rigidez, y si eso se detecta y se deriva a un médico.

Yo hoy estoy en el lado preventivo porque antes acompañaba las pericias una vez que el hecho había pasado, pero hay que utilizarla antes; en el caso de las denuncias por violencia de género, por ejemplo, para ver si esa persona tiene ese perfil, porque también hay denuncias por violencia de género que no son tan verdaderas, para que salve vidas, prevenga actos delictivos, prevenga una exacerbación patológica en las cabezas de las personas, son impredecibles cómo reaccionan.