Araucaria perdió a una de sus lobistas

La efímera contadora general del gobierno de Vidal, echada ayer como consecuencia del escándalo por los aportes truchos, fue quien encabezó la reprimenda privada hacia los concejales oficialistas cuando a fines del año pasado aprobaron la derogación de la zonificación de la termoeléctrica. En ese momento, Fernanda Inza era Secretaria Legal y Técnica.

Araucaria Energy se quedó sin una aliada en las filas del gobierno bonaerense que encabeza María Eugenia Vidal. Fernanda Inza fue echada de la Contaduría General. De esa manera, resultó el primer fusible en saltar como parte del escándalo que rodea a todo Cambiemos por las denuncias de aportes truchos en las últimas campañas electorales, comprometida en particular por su rol como tesorera del PRO en Buenos Aires. 

Durante su desempeño como secretaria Legal y Técnica de la Provincia, Inza se encargó de mover sus influencias para que en Luján se aprobara la polémica central termoeléctrica. Así tuvo su momento de gloria, aunque a puertas cerrada, cuando encabezó una reunión con concejales oficialistas de Luján. Como informó EL CIVISMO en su oportunidad, a fines del año pasado, luego de que el Concejo Deliberante derogara la rezonificación de la planta, la Gobernación convocó a los ediles de Cambiemos a una reunión privada, a la que asistieron aquellos legisladores locales que se encontraban en ejercicio como los que estaban a punto de asumir a partir del 10 de diciembre.

Hubo reprimendas y una orden. “Tuvieron una reunión en la que los concejales explicaron por qué votaron la derogación de la ordenanza que modifica el uso del suelo a la parcela elegida por la termoeléctrica. Fue una reunión política. La verdad es que no quisiera contar más detalles. Dudo que pueda haber una versión oficial del bloque. Si tenés otra fuente, manejate con eso”, publicó EL CIVISMO en diciembre a partir de la reconstrucción aportada por una fuente cercana a Cambiemos. Los enviados del gobierno que encabeza Vidal le recriminaron la decisión tomada y resaltaron la necesidad de trabajar en equipo, una aplicación práctica del dicho gauchesco que pregona no pisarse el poncho entre paisanos.   

Inza fue la voz cantante. En términos pocos amigables, les recordó a los concejales que la termoeléctrica debía ser aprobada sí o sí. Incluso puso un plazo perentorio: la rezonificación debía votarse en la primera sesión siguiente al cambio de conformación, en una nueva composición que le otorgaba mayoría al oficialismo.

Según las fuentes a las que en su momento accedió este medio, no todos los concejales aguantaron en silencio el reto y se dieron intercambios picantes. En línea con lo que habían expresado durante la sesión donde se derogó la zonificación, plantearon que no estaba entre sus planes insistir con el proyecto para permitir el funcionamiento de la termoeléctrica, una postura que poco después se modificó radicalmente y que hoy encuentra a todo Cambiemos intentando lograr el quórum suficiente para votar favorable a la rezonificación.