Trasladarse fuera de Luján cuesta más

Los recientes incrementos en los peajes de Villa Espil y Olivera reforzaron los costos de transporte a ciudades vecinas. Movilizarse en auto a San Andrés de Giles o Mercedes cuesta por todo concepto alrededor de 400 pesos entre ida y vuelta. El transporte público de colectivo también acompaña con subas periódicas de boleto. Ir a Capital es un dolor de bolsillo.

En las últimas semanas, los fuertes incrementos en los peajes correspondientes a las autovías 7 y 5 (Villa Espil y Olivera) hicieron regresar a escena el incremento sostenido en el costo del transporte, ya sea en vehículos particulares o recurriendo al servicio público de pasajeros.

Luján, conocido como un nudo de rutas en varias direcciones, es también un acopio de cabinas recaudadoras que impactan en los bolsillos de los vecinos cada vez que deciden abandonar el distrito. Tres están en suelo lujanense y otras a relativa poca distancia.

El partido limita con siete territorios comunales. Para llegar a cuatro de ellos por las vías más accesibles y en mejor estado, los automovilistas necesitan pagar sumas cada vez más desorbitantes. Al ya costoso peaje del Acceso Oeste (que en los últimos años no paró de aumentar), vía de acceso a General Rodríguez y Pilar (salvo que se elija la ex ruta 7 o la peligrosa provincial 34), desde hace dos semanas se suman los tarifazos en las autovías 7 y 5.

Ir a San Andrés de Giles en auto particular implica afrontar un costo sumamente alto pese a que entre ambas ciudades hay una distancia aproximada de 35 kilómetros. Sólo de nafta súper se gastan 240 pesos para cubrir el recorrido ida y vuelta. La suma se completa con los 160 pesos de peaje. El saldo final es de 400 pesos. La incidencia del peaje es determinante.     

La opción del colectivo, utilizada por muchos estudiantes que cursan en Giles carreras terciarias, tampoco es accesible. En enero, el servicio de La Isleña incrementó el costo a partir de los aumentos autorizados por el gobierno nacional. Con la suba de la semana pasada, el boleto está en el orden de los 52 pesos, es decir, 104 ida y vuelta. La modalidad terciaria implica, en general, un sistema diario de cursada similar al nivel secundario. Quien pretenda llevar su carrera al día, tendrá que contar con 520 pesos de transporte por semana.

El domingo de la semana pasada, vecinos de Giles reclamaron en la estación de peaje, ante la decisión de la empresa concesionaria de eliminar la tarifa diferenciada para los habitantes del distrito. Según detalló el portal Noticias Gilenses, unos 200 vehículos se manifestaron en las inmediaciones de las cabinas. Allí firmaron el libro de quejas. Entre otras cuestiones, marcaron que no existe un camino alternativo, algo que también se repite en Olivera.

Para los lujanenses que por razones de trabajo viajan a la vecina localidad, el impacto económico del peaje es grande en los últimos tres años. “Cuando empecé a viajar en 2015, el peaje valía 3 pesos. Al año siguiente ya se había ido a 20. Era un montón en ese momento. Decidí presentar un certificado de trabajo en el peaje para acceder a la tarifa que tienen los vecinos de Giles, pero me lo habían negado. Insistí y me lo dieron”, contó una docente sobre una autovía que avanzó en su construcción pero la doble mano todavía está muy lejos de completarse en todo su recorrido. Hasta hace dos semanas, la tarifa 1 era de 55 pesos. Ahora trepó a 80.  

Trasladarse a Mercedes en automóvil tiene un costo similar en lo que hace a combustible. Destino habitual de abogados y otros operadores del sistema judicial (como también de estudiantes y docentes debido a la oferta terciaria), las cabinas del peaje pasaron de 15 a 35 pesos. Es decir que un viaje de ida y vuelta tiene un valor superior a los 300 pesos.  

En Mercedes, los vecinos están igual de enojados que sus pares de Giles. Es que también se quedaron sin tarifa diferencial. Los concejales del bloque PJ elaboraron un proyecto de resolución para atender el tema. Según el portal Noticias Mercedinas, los ediles presentaron un proyecto de resolución en el que explicaron el intento de alcanzar “soluciones e igualdad respecto al uso de la autopista 5 en virtud de la inexistencia de colectoras que puedan optar los vecinos para transitar”.

“La postura oficial avala una grave discriminación por motivos o condición socioeconómica, ya que hay personas que no pueden pagar el peaje. Esta problemática se ve agravada con la quita del beneficio a los vecinos de Mercedes de la exención del pago de la tarifa y la falta de alternativa de caminos vecinales y/o colectoras, por no haber construido caminos alternativos, sino que además ha cercenado la posibilidad de utilizar los caminos preexistentes como cierto tipo de alternativa al peaje por la falta de puente”, agregaron desde el bloque PJ  en declaraciones al portal mercedino.

En materia de transporte público, el colectivo perteneciente a la Línea 57 que une Luján y Mercedes supera los 80 pesos. Algo menos cuesta el boleto de la Flor de Luján. La tercera alternativa es el ferrocarril Sarmiento, el único que conserva tarifas verdaderamente accesible (en ocasiones no se paga).

¿QUÉ SE PIDE EN LUJÁN?

A través de dos proyectos legislativos, los concejales del Frente Renovador buscan que el ministro de Transporte de la Nación otorgue descuentos en el cobro del peaje a los residentes del Partido de Luján que circulan regularmente por las rutas 5 y 7, y que se finalicen las obras complementarias de la autovía Luján-Mercedes.

El proyecto atiende la Resolución 437/19 de la Dirección Nacional de Vialidad, que fija nuevos cuadros tarifarios en los corredores viales CV5 y CV7, en tanto señala que a través de la mencionada normativa “se fijaron fuertes incrementos en las tarifas de las estaciones de peaje Olivera y Villa Espil, lo cual deteriora aún más la economía de quienes se desplazan por las Rutas Nacionales 5 y 7”.

Los concejales plantean que “diariamente decenas de lujanenses se desplazan en automóvil a las ciudades de Mercedes -principalmente para realizar trámites judiciales- y de San Andrés de Giles -por razones laborales o de estudio-”. 

Por otra parte, sostienen que “en varias ciudades en las cuales los automovilistas deben pagar peaje por no contar con vías alternativas -tal el caso de Mercedes- se han otorgado beneficios por dicho concepto” y que “mientras siguen sin concluirse las obras y mejoras de la Autopista Luján - Mercedes, poniendo en riesgo la vida de miles de personas, se favorece únicamente a quienes hacen negocios con las concesiones viales”.

Por tales motivos, “ante esta improcedente medida del gobierno nacional, es obligación de quienes ejercemos una representación en el plano municipal defender los intereses de los vecinos que se verán perjudicados por este nuevo y arbitrario tarifazo”, argumentan los concejales Federico Guibaud, Gabriel Jurina y Silvia Scarzo. 

Piden al Concejo Deliberante que se dirija “al Sr. ministro de Transporte de la Nación a los fines de solicitarle que se otorguen eximiciones y/o descuentos en el cobro del peaje a los residentes del Partido de Luján que circulan con frecuencia por las rutas nacionales 5 y 7, y que finalicen en lo inmediato las obras complementarias -iluminación, señalización, colectoras, empalmes, etc.- de la autopista Luján-Mercedes”.

También solicitan al intendente municipal que “gestione una reunión con las autoridades del Ministerio de Transporte de la Nación, con el objeto de solicitar que se otorguen eximiciones y/o descuentos en el cobro del peaje a los residentes del Partido de Luján que circulan con frecuencia por las Rutas Nacionales 5 y 7, y que se finalicen las obras complementarias de la Autopista Luján - Mercedes”.

CAPITAL, DESTINO DE LUJO

Viajar a la Ciudad de Buenos Aires en auto se ha vuelto casi imposible. En especial si se lo hace con cierta frecuencia. Sólo de nafta súper se gastan alrededor de 500 pesos. Pero la ecuación se amplía por efecto de la sucesión de peajes. Las dos cabinas del Acceso Oeste cuestan 65 pesos en hora pico, salvo que se las atraviese entre la 1 y la 5 de la madrugada, un horario poco amigable que baja la tarifa a 38 pesos. En definitiva, los peajes incrementan el viaje notoriamente y lo elevan, entre ida y vuelta, por encima de los 900 pesos. Si a eso se le agrega el pago de una cochera, viajar a Capital sale más de 1.000.

Una comparación caprichosa permite entender el impacto que tiene la práctica de cobrarle a los automovilistas por el sólo hecho de transitar: ir y volver de Luján a Capital es equivalente en kilómetros al tramo Luján-Bragado. Para el primer caso, como ya se marcó, se necesitan entre 900 y 1000 mil pesos; mientras que para el segundo son necesarios algo menos de 600 pesos.

La opción del colectivo, vía Línea 57 de la empresa Atlántida, no para de aumentar. En el verano de 2014, luego de un incremento importante decidido por el gobierno nacional de aquel entonces, el boleto costaba 27,55 pesos. En cuatro años se triplicó. A mediados de 2018, Luján-Once costaba 70 pesos. Hasta la semana pasada, el servicio implicaba un desembolso de 116 pesos, mientras que el trayecto Luján-Palermo se ubicaba en los 138 pesos. El primero de los recorridos se elevó a los 126 pesos desde el viernes.

Estudiar y trabajar en Capital se hace cuesta arriba: “Ir al laburo en colectivo me sale más de 250 pesos ida y vuelta por día. El 57 está 126 y después me tomo un colectivo interno. Si fuera en auto, tengo que pensar en mil pesos por día, entre nafta y peaje, sin contar estacionamiento y el desgaste propio del auto. El año pasado me salía en colectivo 150 pesos y 650 en auto”, contó un vecino que viaja diariamente a la Ciudad de Buenos Aires por razones de trabajo.

La situación es más o menos la misma para aquellos que repiten el cronograma de madrugar con rumbo a la principal ciudad del país. Varía según la cantidad de transportes que le anexen al viaje principal. “Yo calculo que el viaje me cuesta entre el 15 y el 20 por ciento de mi sueldo”, relató otra vecina que se moviliza a un sector del Gran Buenos Aires aledaño a Capital. “Me tomo el 57 hasta Morón y de ahí otros dos colectivos”.

El formato de viajes chárter por medio de las famosas combis parece reducirse a traslados ocasionales o bien a trabajadores de ingresos elevados o que cuentan con viáticos. Cada viaje demanda 230 pesos. Y el paquete mensual, al menos hasta abril, tiene un valor de 6.980 pesos.    

La última de las opciones, que implica menor comodidad y un trasbordo, es el tren Sarmiento. Las autoridades ferroviarias plantean con orgullo que el incremento en el número de usuarios obedece a una mejora en el servicio (ver “El Tren”). Pero existe otra lectura posible según la cual el incremento en los boletos de colectivos obligó a muchos a pasarse al tren.