Radiografía de transportes públicos sin pasajeros

El aislamiento obligatorio se expresa también en la dinámica de colectivos y trenes, con bajas muy pronunciadas de usuarios. En el caso de los colectivos locales, su responsable habló de una merma del 90 por ciento y puso en dudas la continuidad del servicio.

Por Nicolás Grande

Lunes, 7.30 de la mañana. Ciudad casi desierta, lejos de la habitualidad horaria que muestra un creciente movimiento de personas, traducido en chicos rumbos a sus escuelas o adultos con destinos laborales que empiezan a surcar la ciudad. La cuarentena desactivó esas escenas típicas de lo cotidiano en un día de semana.

En la Terminal, apenas cuatro personas esperaban la unidad de la Línea 57 con destino final Plaza Once. Otras tres hacían lo propia para dirigirse en el interno que culmina en Plaza Italia. En los demás dársenas no había nadie. Un colectivo local partió sin pasajeros hacia algunas de las localidades. En paradas que suelen agrupar bastante demanda, como ocurre con aquellas establecidas en la avenida Humberto, no más de dos pasajeros. Un interno que tenía como punto de llegada el ex Instituto Alvear atravesó todo el recorrido de la calle Mitre sin ninguna mano que frenara su andar. Apenas bajó a una vecina en la parada ubicada en la intersección con Belgrano.

En general, la escasa movilidad de personas se prolonga ahora hasta media mañana, cuando la cuarentena obligatoria cede por algún rato con vecinos que hacen sus compras y aprovechan para abandonar sus hogares un momento. Pero aún así la mayoría de los desplazamientos se dan en los mismos barrios. Durante el resto del día, la circulación se contrae todavía más, para casi desaparecer a medida que se oculta el sol.

Este esquema impuesto por al aislamiento obligatoria que ya lleva dos semanas impactó lógicamente en los servicios de transportes públicos. Además de cumplir esquemas de domingo, las formaciones de trenes y colectivos abarcan sus recorridos con formaciones prácticamente vacías. En la empresa 11 de Junio calculan una merma en el uso del servicio local del 90 por ciento. En el ramal ferroviario que une Moreno y Mercedes, porcentajes superiores al 80 por ciento. Y en su paso por Luján la baja es todavía más pronunciada, para modificarse levemente a medida que las formaciones avanzan hacia el corazón del Oeste.

En estos días, las cámaras que nuclean a empresas de colectivos con diferentes alcances advirtieron a los gobiernos nacional y provincial una situación crítica. Esperan que exista alguna compensación económica por las nuevas condiciones. En los casos bonaerenses, al menos hasta este jueves, tampoco contaban con los cupos de gasoil.

Alberto Barba, responsable de la firma local, indicó que Luján no escapa al contexto provincial: “Todas las empresas estamos en la misma situación. Estamos al borde de que se corte todo. No tenemos respuestas sobre las compensaciones, no hay recaudación y ahora tenemos el agravante de que tampoco tenemos las autorizaciones del cupo de gasoil. Estamos en una situación al límite, esperando que se tomen decisiones porque de lo contrario es imposible seguir. No hay ningún tipo de recursos”.

Según dijo, los colectivos internos tienen una afluencia de pasajeros de apenas el 10 por ciento respecto al momento previo a la cuarentena. A eso total se le deben restar muchos casos de usuarios que poseen pases gratis u otros beneficios. “Prácticamente estamos trabajando sin recaudación”, contó.

“En algunos horarios hay un poco más de demanda, pero es mínima, no hace al fondo de la cuestión. La empresa no está recibiendo recursos de ningún lado. Si bien la recaudación nunca incidió en el mantenimiento del transporte, al menos era una parte. Lo más grave es que Provincia dice que no va a abonar las compensaciones. Se hace muy difícil afrontar los sueldos y las otras obligaciones. La situación se va agravando día a día”.

En cuanto a la organización interna, la empresa convoca solamente a los choferes que están abocados a cada turno, más otro trabajador en condición de guardia. “El resto se queda en sus casas”.

EL FERROCARRIL

En este servicio, la baja también es pronunciada, especialmente en el tramo diesel del ramal Sarmiento. Diego Hormachea, integrante de la Unión Ferroviaria Seccional Gran Buenos Aires, calculó una merma superior al 80 por ciento, superior a lo que ocurre entre Moreno y Once.

De todas formas, consideró que la poca presencia de pasajeros se nota más en las formaciones que llegan a territorio lujanense desde Moreno, y algo mayor en aquellas que hacen el recorrido inverso, con mayor flujo en estaciones como Fraternidad o Rodríguez. Los vecinos que circulan deben contar con sus correspondientes permisos, los cuales suelen ser solicitados por efectivos de la policía federal.

“El Sarmiento es utilizado por un sector laburante cuentapropista, changarines o personal doméstico. Todos esos trabajos se cortaron. A Luján llegaban muchos pasajeros que trabajan en la construcción o cuestiones de mantenimiento en los barrios cerrados. Todo eso quedó suspendido, lo mismo ocurre con la circulación que genera la Universidad Nacional de Luján y de instituciones terciarias”, explicó Hormachea.

La frecuencia de servicios se corresponde a días de domingo, aunque varios son cancelados diariamente. “Uno de los problemas centrales que tenemos es que ese diagrama no se puede cumplir. Hay un 40 por ciento de cancelaciones. Eso es así en general por falta de personal. Si quien debe trabajar un día no se presenta por determinada situación, hay problemas para hacer circular los trenes porque no hay reemplazo”, explicó el trabajador ferroviario.

La baja en el número del personal comenzó durante la primera etapa de aislamiento, cuando tenía todavía carácter voluntario. Según las disposiciones estatales, muchos trabajadores entraron en licencia por tener factores de riesgo, hijos menores de 12 años a cargo o adultos mayores.

En el ramal eléctrico la afluencia de pasajeros es algo mayor, aunque muy atada a determinados momentos del día asociados al cronograma laboral. Por eso se resolvió fortalecer la cantidad de servicios en esas franjas y reducirlos en aquellas donde la utilización del servicio es muy baja. De esa manera se evitó la repetición de las escenas ocurridas durante los primeros días de cuarentena en varias estaciones cabeceras, con cientos de personas agolpadas al intentar viajar.