Empieza a incrementarse la movilidad en la ciudad

Las flexibilizaciones paulatinas enfocadas en algunas actividades y las necesidades diarias de los vecinos aumentan la circulación. El centro se transformó en una sucesión de filas con diferentes destinos. Las más numerosas en el Correo y en algunas entidades bancarias.

La cuarentena continúa, pero con mayores niveles de circulación, producto de nuevas actividades que se suman a las excepciones. Esto genera una mayor movilidad de personas, especialmente durante la mañana y hasta media tarde. Ese parece ser el ritmo actual de la ciudad.

Analizar el cumplimiento efectivo del aislamiento se vuelve entonces una tarea compleja y fuertemente subjetiva, porque el dato objetivo que muestra a más cantidad de vecinos en la calle no significa necesariamente actitudes violatorias. Luego está el peligro de caer en casos concretos que no siempre se vuelven representativos del conjunto.

El centro, especialmente durante la mañana y hasta el mediodía, se fragmenta en distintas filas, de extensiones diversas. Las más numerosas aparecen en las inmediaciones del Correo y en algunas entidades bancarias. Lo mismo ocurre en locales que operan como lugares de cobro.

La mayoría de los locales, dependiendo del rubro, atienden desde las puertas, en donde cruzan alguna mesa o silla. Y en aquellos donde el ingreso está permitido, la exigencia inicial incluye el lavado de manos con alcohol en gel.

En el Correo suelen convivir dos filas. Una, la más breve, para usuarios en general. La otra, que inicia en la vereda de la plaza Colón sobre Mitre, para los beneficiarios del IFE (Ingreso Familiar de Emergencia). Algunos días, la fila se vuelve numerosa.

En los Bancos Nación y Provincia también dos filas. Una para ingresar. La otra, orientada al sector de cajeros, que en ambas entidades atrae a la mayor cantidad de personas. Desde lejos, efectivos policiales controlan. A veces intervienen a viva voz para que algún distraído mantenga la distancia o se coloque el barbijo en la posición correcta. La obligatoriedad de cubrir boca y nariz parece fuertemente aceptada. Casi no quedan infractores.

La decisión de cerrar la calle San Martín al tránsito vehicular (desde Mariano Moreno a 9 de Julio) ayuda al distanciamiento social, especialmente en una ciudad de veredas angostas como Luján. Cuanto más cerca de la Basílica, la presencia de peatones disminuye. Y en pleno corazón turístico de la plaza Belgrano la soledad es casi completa. Muy cada tanto alguien se acerca a las rejas de la Basílica para dedicar algún pedido a la imagen que se encuentra al concluir las escalinatas de ingreso.

La mayoría de los vecinos caminan en soledad. Los menos acompañados por otra persona. La sensación es que salen a la calle a cumplir una tarea concreta, para luego volver a los hogares.

De todas formas, la dinámica que han adquirido los controles policiales en los últimos días invita a pensar en una cuarentena cuyo cumplimiento quedó supeditado cada vez más a las responsabilidades individuales. En el puente de la avenida Muñiz el paso de vehículos no suele encontrar la interrupción policial, aunque los efectivos permanecen en el lugar. Los controles son aleatorios y muy espaciados. Lo mismo ocurre en los diferentes pasos vehiculares que unen los dos tramos de la ciudad que define el Acceso Oeste. Cuando este medio hizo la recorrida, solo se encontraba activo el de la avenida Beschtedt.