Archivo: una ordenanza  de frentes, tapiales y veredas

La norma propuesta por el intendente José María Pérez imponía blanqueos y arreglos en la zona céntrica, bajo pena de sanciones.

En agosto de 1924, el Concejo Deliberante aprobó una ordenanza propuesta por el intendente José María Pérez destinada al mantenimiento de frentes, tapiales y veredas en la zona céntrica.

En los argumentos del proyecto, el intendente planteaba que era en ese sector de la ciudad “donde esas necesidades son más imperiosas y el valor de la propiedad y de los alquileres puede soportar fácilmente las mejoras que se impongan”. Indicaba que “hoy por hoy hay mucho que hacer en el centro de la ciudad, tendrán trabajo para mucho tiempo los constructores, y pienso que sería inoportuno y perjudicial iniciar obras simultaneas en toda la parte urbana”.

La ordenanza declaraba obligatorio “el blanqueo del frente de los edificios y tapiales en la planta urbana de la ciudad, es decir, dentro del radio comprendido entre las calles General Pinto, Humberto, Brown y Doctor Muñiz. Dicho blanqueo se hará cada dos años por lo menos”.

En el artículo segundo también se imponía la obligación de revocar el frente de los edificios y tapiales, además de especificar que “los tapiales tendrán una altura mínima de dos metros y medio y es obligatoria su construcción dentro del área mencionada”.

“Declárese también obligatoria la construcción y reparación de veredas dentro del radio establecido en el artículo anterior. Esas veredas se construirán de piedra natural, piedra artificial o mosaico adecuado, prohibiéndose en absoluto el uso de la baldosa colorada. Los mismos materiales se emplearán para la reconstrucción de veredas existentes de baldosa colorada ya destruidas y cuya reparación se obliga”, detallaba la norma.

En otro artículo, la ordenanza fijaba que “dentro del radio ya mencionado solo se permitirá la construcción de edificios de mampostería con una altura mínima de siete metros y a su terminación deberán estar también revocados sus frentes respectivos”.

Los últimos artículos establecían premios, sanciones y plazos referidos al cumplimiento por parte de cada frentista: “Los propietarios que cumplan con esta ordenanza dentro de los plazos establecidos serán eximidos de los impuestos correspondientes a las obras que se declaran obligatorias. La falta de cumplimiento a las obligaciones que impone esta ordenanza dentro de los plazos establecidos faculta a la Municipalidad para mandar a ejecutar las obras por cuenta de los infractores”.

En octubre de 1924, pocos meses después de sancionarse la ordenanza, la Intendencia publicaba en EL CIVISMO un recordatorio para los vecinos: “El 31 del corriente mes vence el plazo para el blanqueo de los frentes de los edificios y tapiales dentro de la planta urbana de la ciudad, es decir, en la parte comprendida entre las calles Humberto, Brown, General Pinto y Muñiz. También se le hace saber que la obligación del blanqueo no comprende a los edificios y tapiales que deberán ser revocados antes del 31 de marzo de 1925, o sea a los ubicados entre Humberto y General Pinto inclusive, y Las Heras y 25 de Mayo, así como tampoco a los de Humberto en toda su extensión”.

“Los propietarios que actualmente hacen blanquear en este radio incurren en un gasto inútil pues deberán cumplir oportunamente con la ordenanza de revoques. La ordenanza para la construcción de veredas abarca la misma zona que la de revoques y vence el 31 de diciembre del corriente año”, se agregaba. 

Vida social

En 1924, la vida social de la ciudad y sus localidades giraba en torno a bailes, carreras de caballo, remates y proyecciones cinematográficas. A mediados de ese año, las páginas de EL CIVISMO anunciaban un baile en Jáuregui que organizaba la comisión de jóvenes presidida por un tal Luis M. César. Igual festividad pensaba el Centro Unión de Carlos Keen. En ese caso se pronosticaba que “dado el entusiasmo que se nota entre sus organizadores, no cabe duda que ha de alcanzar brillantes proporciones”.

El Cine Español, en tanto, proyectaba “El séptimo Cheriff” y el séptimo y octavo episodio de “La doble aventura”. En Cortínez y Torres, los vecinos sumaban sus apuestas en respectivas carreras de caballos.

“El domingo próximo, el martillero Jesús Martínez procederá al remate de un importante lote de herramientas de agricultura, animales, guarniciones, etc.”, informaba un anuncio.