A una semana de la desaparición de Lucía Haach, la Defensoría de Género emitió un comunicado: "Nos encontramos alertas y conmovidas en las calles, perfectamente indiferentes a los ojos del poder ejecutivo de Luciani, de Vidal y de la Justicia".
A una semana de la desaparición de Lucía Haach, la niña de 13 años del barrio La Loma, la Defensoría de Género emitió un comunicado: “Nos encontramos alertas y conmovidas en las calles, perfectamente indiferentes a los ojos del poder ejecutivo de Luciani, de Vidal y de la Justicia”.
“El lunes que pasó se realizó una marcha convocada por la familia de Lucía y fue acompañada por cientos de vecinos y varias organizaciones que respetaron la consigna de marchar por su aparición de manera pacífica. Comprendemos el móvil esperanzador de los que buscamos a alguien por primera vez, de los que a fuerza de experiencias emocionalmente arrasadoras nos vemos empujados a la lucha en la calle, pero repudiamos fuertemente que el estado de shock de una familia sea utilizado como estrategia por los funcionarios voceros de la paz social”, apuntaron.
Además de pedir por la aparición de la joven, cuestionaron que “recién el martes luego de que los medios locales y nacionales levantaran la noticia de la marcha, el intendente Oscar Luciani convocó a la familia para brindarle apoyo "en lo que consideren necesario" como si fuera responsabilidad familiar determinar herramientas pertinentes para la búsqueda de una nena desaparecida, o de agenciar los diferentes artilugios para razonar lo "necesario" ante tremenda situación”.
“El Estado ausente y responsable, regodeándose en la complicidad mafiosa de sus funcionarios, en connivencia con una Fiscalía que insiste en un supuesto control de la investigación que sabemos no es tal y que retrasa una acción que debería ser inmediata: declarar su incompetencia ante la falta de avances. Igual a cualquier otro hecho de violencia patriarcal que se televisa a diario y por el que volvemos a parar este 8 de marzo. Esta vez en Luján a escasos metros del casco céntrico. Los relatos de nenas y adolescentes que desaparecen son una constante en barrios de la provincia de Buenos Aires en donde las únicas que tejen desde abajo las redes de cuidado y autodefensa son las organizaciones sociales, barrios a los que el estado abandona. Abusos en todos los niveles, amenazas, seducciones engañosas a través de redes sociales, son parte del gran arsenal puesto en valor por los que trafican nuestras sexualidades de manera organizada. Una punta más del patriarcado, la trata de nenas y mujeres que tiene a las fuerzas policiales como partícipes necesarias”, sostuvieron.
Además, afirmaron que “ellas aparezcan luego de la presión política y social no es señal de que no haya pasado nada. Las redes de prostitución se siguen consumando, se alimentan y siguen gestando poder. Indagando, las historias se entrelazan, y lo personal se politiza. A lo que pareciera ser una denuncia recurrida sobre "niñas en rebeldía", se contrapone una realidad minada de situaciones de peligro, de silencios, de ausencias justificadas, de deserción y de exigido cumplimiento de mandatos sociales. De docentes que escuchan historias repetidas, de los castigos que infringe este sistema capitalista, de la opresión de género y de la opresión de clase”.
“No nos da lo mismo el silencio cómplice de la sociedad civil y menos aún el del Estado. Bajo el profesionalismo que nos da la empatía y que sobrevive sin academia, gritamos que a nosotras no nos da lo mismo. Mientras más conocemos sobre Lucía, más conocemos sobre nosotras y nuestros dolores. Mientras más cerca, más inquebrantables, mientras más cerca, más fuerza y coraje nuestro puño”, sostuvieron.