Se trata de una selección de poemas que la autora trabajó durante el año pasado.
La escritora Andrea Papini, presentó su primer poemario, La playa rígida, de Enero Editorial, una selección de poemas que la autora trabajó durante el año pasado. En ese recorrido se vale muchas veces de la técnica del inventario “para crear mundos mediante listas, usando los nombres de las cosas”, reseña. El libro está dividido en tres secciones: El mar entre los árboles, Medianoche, y Un pasillo largo. Puede conseguirse en la tienda online de la editorial (www.eneroeditorial.com) y en algunos otros puntos de venta como Babilonia libros, en Luján.
Papini vive en Open Door donde coordina talleres de lectura y de escritura. En diálogo con EL CIVISMO, brindó detalles de la publicación.
- El libro es una serie de trabajos realizados durante 2019 y 2020, ¿cómo se dio esa selección?
- Siempre escribí y fui acumulando material de manera dispersa, sin detenerme a pensar en una publicación. La mayor parte de esos textos son en prosa. A mediados de 2019 comencé un taller con Cynthia Matayoshi, enfocado sobre todo en poesía. Entonces descubrí que a través de ese género mis ideas encontraban la mejor forma. Cuando en marzo de 2020 quedé recluida en casa, pude concentrarme en la escritura. Así se fue acumulando una gran cantidad de poemas. Durante todo ese año escribí y escribí, feliz de poder aprovechar todo ese tiempo que antes perdía en la calle. En algún momento asomaron dos o tres hilos conductores. Esos hilos fueron la base para seleccionar los treinta poemas que integran La playa rígida.
- "La playa rígida" ¿es el título de alguno de los poemas que integran el libro o representa el universo en el cual están insertos?
- El título es un verso del poema Kimono. Ese poema surge de una notita que leí en un diario digital y nunca volví a encontrar, o sea que no sé si es cierta o no, pero vale igual para el caso. Luego de la bomba de Hiroshima, al ir al encuentro de los cuerpos que habían quedado repartidos en la tierra, se descubrió en quienes llevaban puestos kimonos que, si bien la tela se había desintegrado en el aire, la estampa del vestido había quedado impresa en la piel de esas personas, a modo de tatuaje. Esa imagen fue muy inspiradora.
También tiene que ver con el universo de estos poemas. Muchos de ellos exploran ciertos miedos, la relación del cuerpo con el entorno, un cuerpo que puede ser humano o antropomorfo, como el de los muñecos. Entonces la rigidez viene también por ese lado, el de la incapacidad de movimiento por temor o por carencia de impulso vital. Pero también está la playa, que es símbolo de libertad, de encuentro entre planos, de límites que se marcan y se borran todo el tiempo, lo que hace que la rigidez represente apenas un estado, no algo permanente.
- ¿Es tu primer libro? En ese caso, ¿cómo surgió la propuesta literaria?
- Sí, es mi primer libro. Hay algunos cuentos de años anteriores repartidos en antologías, pero nunca había hecho una publicación íntegra de textos propios. Una vez que tuve la selección definitiva de poemas, empecé a trabajar en el índice, el título, el orden, hasta sentir que ahí había un libro. Contacté a tres editoriales, una de las cuales fue Enero.
Enero es un proyecto relativamente nuevo de Marcos Rebasa y Corina Materazzi. Al momento de recibir su propuesta, todavía no tenían ningún libro en la calle, por lo que fue una cuestión de confianza el decidirme por ellos, quienes a su vez confiaron en mí. Pero desde los primeros contactos nos entendimos, el intercambio fue fluido y positivo y hoy, que ya están despegando en el mercado editorial con siete libros publicados y otros varios en proceso, confirmo que fue una buena decisión.
En cartel
Andrea contó sobre el proyecto que lleva adelante. Se llama En cartel y consiste en intervenir espacios urbanos con frases que generen curiosidad. “Se trata de una iniciativa personal hasta el momento, pero que podría ampliarse. No debe ser una sentencia ni tener un trasfondo ideológico. Esa frase la copio con fibrón en una hoja canson de color y la pego en el espacio público de distintas localidades. Son ejemplares únicos, no hay uno igual a otro. Son fáciles de arrancar, porque los pego con cinta solamente, a veces permanecen solo uno o dos días, pero también pueden mantenerse durante mucho tiempo, como el cartel que sigue pegado en el local cerrado de una heladería a pocos metros de la Municipalidad de Luján y que dice “Somos mendigos de likes”. El objetivo de estas intervenciones urbanas es el de liberar palabras, sin estridencias. Subo las fotos cada jueves a Facebook e Instagram y además estoy llevando un registro de esta acción, con la intención de publicarlo en algún momento”, explicó la escritora.