"Me apuntaron, pero les gané de mano"

El policía y repartidor asaltado anoche en Gálvez al 600 contó cómo fueron los hechos que dejaron como saldo un delincuente abatido, otro herido, un detenido y otro prófugo. Gendarmería continuaba esta mañana haciendo pericias.

Tras haber trabajado todo el sábado en la compleja jurisdicción de la Comisaría Moreno Séptima de La Reja, el policía que también se gana la vida como delivery para la aplicación Pedidos Ya, se disponía anoche a realizar la primera entrega en Gálvez al 600 cuando aparecieron cuatro sujetos en dos motos decididos a robarle el teléfono celular y la Honda de mediana cilindrada de color negro.

En una fracción de segundos se desató un infierno de balas en medio de la calle. El repartidor se identificó como policía y empezaron los gritos, disparos y corridas.

Ante la inesperada reacción de la víctima, los delincuentes se desesperaron. Uno de ellos, el que finalmente murió, alentaba a otro de los cómplices a que matara al policía al tiempo que recibía al menos dos disparos que le causarían el deceso instantes después al llegar a la intersección de calles Lucio V. Mansilla y Joaquín V. González.

El cuerpo quedó tendido al lado de un árbol, sobre una vereda sin baldosas. Al lado, contra un tapial, permanecía esta mañana un casco y en la calle otra moto: una Yamaha tipo cross con pedido de secuestro tras haber sido robada en esta ciudad. En este lugar habrían levantado un revólver calibre 38.

La reconstrucción periodística de la secuencia señala que los cuatro malvivientes llegaron desde General Rodríguez en tren de raid delictivo. Andaban en la Yamaha y en una Titán.

En Beschtetd y Mansilla intentaron asaltar a otro repartidor al que no lograron despojarlo de su rodado. No obstante, lo golpearon en la cabeza con la culata de una de las armas y le efectuaron dos disparos que no llegaron a impactarlo.

Frustrado este hecho, la gavilla motorizada se internó por las calles de barrio San Bernardo hasta encontrar otra víctima sin imaginarse lo que iba a pasar.

“Eran más o menos las ocho y media. Pensé que era una moto, pero después me di cuenta que eran tiros porque le quisieron robar al muchacho que tiene una moto importante, grande”, dijo una vecina de la cuadra. “A ese policía lo tienen que ascender a comisario”, acotó un hombre.

“Escuchamos gritos, tiros y uno que corría por la calle para el lado de Mansilla. Dicen que era el que cayó muerto. Acá todos los comentarios decían que hacen falta más repartidores como ese”, agregó una señora que tuvo a la Policía y Gendarmería en la puerta de su casa de calle Gálvez hasta 5 de la madrugada.

En tanto, en L, Mansilla y J. V. González, con la luz del día Gendarmería continuaba levantando rastros, haciendo mediciones y mantenía cortada la primera de las calles, delimitando el área donde murió el asaltante con cintas plásticas estampadas con la palabra peligro. Tiene a su cargo la pericia ante la participación de un efectivo policial en este hecho.

Afuera de esta área permanecían desde anoche la moto del policía y la caja de Pedidos Ya. También estaba personal policial femenino respaldando a quien había sido su compañero en la fuerza hasta la llegada de la actual gestión.

De acuerdo a lo que pudo saber EL CIVISMO, el policía y repartidor se dio cuenta que lo estaban por asaltar ni bien vio a las dos motos que pegaron la vuelta y fueron a encararlo.

“Me apuntaron, pero no les di tiempo a que me tiraran porque les gané de mano. Pero le tiraron dos veces a otro compañero de Pedido Ya que venían de intentar asaltarlo y dobló en Gálvez y Mansilla”, dijo el policía Cristian Ronalduano.

En la balacera, el conductor de la Yamaha y otro sujeto resultaron alcanzados por las balas de la pistola 9 mm de uso reglamentario. El herido fue detenido anoche a poco de ingresar al Hospital Vicente López y Planes de General Rodríguez.

En tanto, en inmediaciones del puente Gálvez, a escasos metros del lugar de los disparos, personal de la Sub DDI Luján que tiene su base a dos cuadras, detuvo a otro de los hampones. Por estas horas, hay un prófugo.

“Un buen soldado”

Quienes trabajaron hasta hace poco con el policía Cristian Ronalduano lo definieron como “un buen soldado”, uno de esos efectivos que dan la vida por el uniforme y honran a la fuerza.

Destacaron el coraje que tiene al enfrentar situaciones límites, como el que vivió este sábado a la noche. El propio Ronalduano hizo un breve repaso de las intervenciones más importante que lo tuvo como protagonistas mientras trabajó en esta ciudad.

Fue el policía que detuvo al llamado “ladrón solitario” que asolaba comercios en los primeros meses de este año, también quien arrestó a un peligroso sujeto de apellido Barragán tras asaltar y golpear a un matrimonio en su casa de avenida Humberto al 600 y a los dos policías truchos que robaron al dueño de una agencia de remís en Alem al 500, entre muchas otras intervenciones.

No en vano, sus colegas lo aprecian y valoran, algo que parece no haber tenido en cuenta la actual cúpula policial que lo “desterró” a otro distrito.