Abrazo comunitario a la Escuela Secundaria 2

Respuesta de buena parte de la sociedad de Pueblo Nuevo ante el incendio intencional que tuvo como objetivo el establecimiento educativo ubicado en calle Padre Inglés 1575. Al cierre de esta nota, no había sospechosos detenidos.

La madrugada de este viernes marcó un antes y un después para la comunidad de Pueblo Nuevo. Un hecho de una violencia tan inesperada como brutal golpeó el corazón de localidad: parte de las instalaciones de la Escuela Secundaria N°2 Julio Steverlynck fue incendiada de manera intencional.

Los autores aún no fueron identificados, pero dejaron señales. Pintadas con mensajes agraviantes dirigidas a la directora y al personal docente, daños materiales significativos y un ambiente enrarecido que revela un trasfondo social que pide ser mirado de frente. Hubo saña y maldad.

Durante la tarde, como una respuesta espontánea pero profundamente emotiva, decenas de vecinos, estudiantes, ex alumnos y familias se congregaron frente a la escuela.

Separada de ellos apenas por una cinta de peligro. De un lado, los directivos, docentes y personal auxiliar. Del otro, una comunidad herida pero unida que ocupó toda la vereda y la calle Padre Inglés, en una muestra de apoyo y solidaridad que conmovió a todos los presentes.

El ambiente fue denso, de esos que se parecen más a un velorio que a una movida de respaldo. Hubo lágrimas, silencio, miradas perdidas, pero también abrazos y aplausos de aliento. Una comunión entre el dolor y la esperanza.

El incendio comenzó alrededor de las 5 de la madrugada. Aunque las pericias aún están en curso, todo indica que se trató de un ataque deliberado. Algunas fuentes de la investigación señalan que podría haber conexión entre este hecho y el robo al kiosco escolar ocurrido días atrás.

Los daños no fueron sólo materiales: hubo una clara intencionalidad simbólica en la elección del blanco y en las pintadas agresivas dirigidas a la directora Susana Villalba y a miembros del equipo docente.

Según trascendió, una alumna habría encontrado un mensaje en redes sociales que podría aportar pistas sobre los autores. Aún sin confirmaciones oficiales, los investigadores creen que se trataría de alumnos y/o ex alumnos.

Mientras algunas personas ingresaban al edificio con bidones de cloro, artículos de limpieza y materiales para comenzar con la reconstrucción, la directora Susana Villalba tomó la palabra ante la comunidad.

Visiblemente afectada, con la voz quebrada por momentos, agradeció profundamente las muestras de apoyo: “Desde que se conoció lo que pasó no hemos parado de recibir mensajes, llamados y visitas. Estamos muy dolidos, pero también convencidos de que vamos a salir adelante. Esta escuela es de todos y entre todos la vamos a levantar".

"Ya los estaremos llamando para que nos ayuden a limpiar, a pintar y a poner lo mejor para que vuelva a ser lo que siempre fue”, dijo, y se ganó el aplauso emocionado de los presentes.

LLAMADO A LA REFLEXIÓN

Uno de los discursos más potentes de la jornada fue el de Pedro Luna, docente y ex alumno de la institución, nacido y criado en la localidad y testigo del deterioro progresivo que atraviesa el tejido social.

“Hoy me encontré con sensaciones opuestas. Por un lado, el amor que nos brindan todos los que vinieron. Por otro, la necesidad urgente de hacer una reflexión colectiva sin echar culpas a nadie. Tuvimos señales: entraron al kiosco, rompieron autos en el turno vespertino, hubo avisos y comunicaciones. Pedimos cámaras. Hay sectores de la sociedad que lamentablemente también sufren no tener una familia, no tener educación”, expresó con crudeza.

“Yo me siento como ese cura al que le prendieron fuego la iglesia. Esto no puede pasar en una sociedad que pretende todos los días ser mejor. Nosotros los docentes tenemos errores, sí, pero no nos podemos permitir este tipo de cosas. La escuela la hacemos todos: docentes, familias, gobiernos. Las señales estaban. Y esas señales hay que escucharlas”, advirtió.

Con una claridad que desbordó lo emocional, Luna pidió mirar el hecho desde una perspectiva más amplia. “Nos atraviesan otras cuestiones como la droga, el juego, las adicciones. Este incendio no es un hecho aislado: es el reflejo de lo que somos como sociedad. Hagamos un mea culpa y pensemos cómo vamos a hacer mañana para ser mejores. Estamos llegando tarde. Soy uno de los primeros en defender un Estado presente, pero ese Estado tiene que ser más eficaz”, cerró con dureza.

LA VOZ DE LOS ESTUDIANTES

Josefina Leguizamón, estudiante actual de la Secundaria 2, tomó el micrófono con valentía y visiblemente emocionada. Sus palabras también resonaron con fuerza.

“Mis hermanos vinieron a esta escuela. Lo que pasó es un mensaje que está dando la juventud que necesita ayuda. Los chicos tienen que ser escuchados”, afirmó.

“Pedimos ayuda. Sabemos que hay estudiantes que no les gusta venir a la escuela, pero también somos muchos los que sí queremos venir, aprender y mejorarla. No podemos mirar para otro lado”, expresó y fue recibida con un aplauso cerrado. “Nos comprometemos a ayudar, a mejorar esta institución. Esta escuela también es nuestra”, agregó.

TERRITORIOS DE PAZ

Fernanda, docente de la Secundaria 2 y representante de SUTEBA Seccional Luján, leyó un comunicado que sintetiza el sentir colectivo del gremio y su preocupación por los niveles de violencia que irrumpen cada vez más seguido en el ámbito escolar.

“Cuando pasan estas cosas duelen mucho porque son inexplicables o explicables porque sabemos lo que estamos viviendo como sociedad. Estamos convencidos de que las escuelas tienen que ser territorios de paz, donde nuestros niños, niñas y adolescentes vengan a aprender, y los docentes podamos trabajar dignamente en un lugar seguro y ser felices”, sostuvo.

El comunicado de SUTEBA Luján reafirma el compromiso del sindicato con la comunidad educativa: “Expresamos nuestra más profunda solidaridad con la comunidad de la Escuela Secundaria 2 de Pueblo Nuevo. Reafirmamos que las escuelas deben ser espacios donde se construya conocimiento, ciudadanía y futuro. Debemos habitar y cuidar nuestras escuelas en comunidad, entendiendo que son caja de resonancia de lo que sucede en la sociedad”, remarca.

Además, recordaron la vigencia del acuerdo paritario sobre la prevención y erradicación de la violencia en el ámbito escolar. “Es una herramienta fundamental para garantizar el derecho a enseñar y aprender en un entorno cuidado y respetuoso".

"Desde nuestro sindicato seguiremos trabajando colectivamente para que cada escuela sea un lugar seguro, contenedor y transformador. Porque donde hay una escuela hay comunidad, y donde hay comunidad hay esperanza”, puntualiza.

UN SÍMBOLO DEL PUEBLO

El cierre del acto estuvo a cargo de otro docente y ex alumno, que eligió referirse a la institución con una mezcla de nostalgia y bronca: “Me duele ver la Secundaria 2, a la Media 2, a las ‘4 latas’ así. Acá crecimos, vinieron nuestros viejos, nuestros hermanos, vienen nuestros hijos".

"Lamentablemente hay gente que no quiere la escuela y necesita ayuda. Pero el resto la quiere como una segunda casa”, dijo sin poder ocultar emoción.

“Me da mucha bronca ver esto. Lo material se recupera con la ayuda de todos, pero los recuerdos se quemaron. Pido que la levantemos entre todos, y la vamos a dejar más linda que nunca. Esta es la escuela del pueblo, de todos nosotros”, concluyó, y cerró el acto con un aplauso que resumió el sentimiento de toda una comunidad herida pero viva.

Mientras la Escuela Secundaria 2 comienza a recibir donaciones —impulsadas por el centro de estudiantes y otras instituciones como la Escuela 24 y la Secundaria 16 de Cortínez— y vecinos se organizan para colaborar en la limpieza y la reconstrucción, el mensaje de fondo que dejó el acto es ineludible: lo que está roto no es solo una pared, una ventana o un salón. Lo que se quema es un símbolo de futuro, de inclusión, de comunidad.

Y lo que se pone en juego, más allá de las responsabilidades individuales que deben esclarecerse con urgencia, es el modelo de escuela y de sociedad que estamos dispuestos a sostener.

Porque, como dijo uno de los oradores, la escuela no es solo un edificio: es una caja de resonancia. Y si esa caja cruje, si se incendia, si se llena de pintadas de odio, es porque la sociedad que la rodea está atravesada por conflictos que ya no pueden seguir siendo negados.