Desde hace casi 70 años hay registro de pacientes que murieron ahogados en el río Luján.
La imagen se repite con una persistencia escalofriante. Cuerpos que emergen del río Luján, en distintos puntos de su recorrido por Open Door, en general detrás del histórico Hospital Interzonal Dr. Domingo Cabred o en campos vecinos.
Cuerpos sin nombre, sin historia a la vista, en avanzado estado de descomposición, encontrados por peones rurales, bomberos o vecinos. Y una sospecha que recorre cada uno de estos hallazgos como un eco conocido: se trata, casi siempre, de internos del Hospital Cabred, alguna vez conocido como Colonia de Alienados o Colonia Nacional Domingo Cabred.
El último hallazgo, ocurrido el viernes pasado en el lecho del río Luján, a la altura del Puente de los Huesos, no hizo más que activar una memoria oscura que se repite en los archivos periodísticos desde hace más de seis décadas.
Aunque los casos podrían contarse por docenas si se incluyeran los que jamás trascendieron a la prensa o los cuerpos hallados en campos vecinos sin identificación, hay al menos una docena que sí fueron registrados y que tuvieron lugar en las páginas de los diarios.
Una sucesión de muertes por ahogamiento que expone una verdad incómoda: los pacientes del Cabred han muerto, una y otra vez, escapando del encierro, en silencio y casi siempre en soledad.
El primer caso documentado por la prensa data del 12 de agosto de 1957, cuando fue hallado en el entonces conocido Cuartel 8°, en aguas del río Luján, el cadáver de un hombre de unos 55 años. Por su vestimenta se presumió que era un internado del hospital.
Un año después, el 20 de septiembre de 1958, fue encontrado el cuerpo de Romeo Gatti, también internado de la Colonia Cabred, ahogado en las mismas aguas.
El 2 de agosto de 1962, personal de la institución extrajo de las aguas del río el cadáver de un paciente no identificado. La autopsia indicó que llevaba entre 10 y 15 días muerto.
Luego, el 29 de octubre de 1964, fue rescatado el cuerpo de José Rugiatti, un enfermo del establecimiento que se había estado bañando en el río.
Cinco años después, el 1 de febrero de 1969, los Bomberos hallaron el cuerpo sin vida de otro paciente del Cabred, nuevamente sin identificar.
Apenas unos meses después, el 27 de noviembre de ese mismo año, encontraron el cuerpo de Héctor Marcos Aita, también internado del hospital. En ambos casos, la causa fue asfixia por inmersión.
El diciembre de 1986 fue particularmente trágico. Durante los primeros días del mes se registraron cinco muertes por ahogamiento en el río. En ese contexto, mientras se buscaba a un menor desaparecido, se encontró el cuerpo de un hombre sin identificar que, según se estimó, era paciente del Cabred.
El lunes 8, mientras nadaba, desapareció Roque Rubén Córdoba, de 36 años, y su cuerpo fue hallado tres días después, a las 7.30. Durante la búsqueda de Córdoba, se halló además otro cuerpo NN en estado de descomposición en la zona del Puente de los Huesos. También se sospechó que era un paciente.
El 3 de noviembre de 2001, la tragedia se trasladó a la pileta climatizada del entonces llamado Hotel Resort de Campo y Polo, sobre la Ruta 6. Allí fue encontrado ahogado José Ortigozo, de 50 años, esquizofrénico e internado del Cabred, que se había ausentado del establecimiento sin control.
El 8 de enero de 2003, otro cadáver fue encontrado en el río, desnudo, sin lesiones visibles y con signos claros de muerte por inmersión. Todo indicaba que se trataba de un paciente de la Colonia.
Ese mismo año, el 1 de octubre, apareció otro cuerpo, en estado de putrefacción, en el establecimiento agropecuario “La Superva”. Aunque la identidad no pudo ser determinada, también en este caso se barajó la posibilidad de que fuera un interno del hospital.
El 12 de enero de 2005, una bajante del río dejó al descubierto un cadáver en una de las orillas, detrás del neuropsiquiátrico. El cuerpo, en avanzado estado de descomposición, había sido devorado por alimañas. La Policía no dudó en considerar que se trataba de otro paciente del Cabred, por la cercanía del hallazgo con el predio del hospital.
El último caso registrado con nombre y apellido fue el 2 de febrero de 2019, cuando el cuerpo de José Luis Vidal, de 57 años, fue encontrado en un predio cercano al Puente de los Huesos, detrás del country Las Praderas. Vidal se había retirado de manera voluntaria del Pabellón 14 del hospital días antes.
Su cadáver estaba en avanzado estado de descomposición. Mientras tanto, el río sigue fluyendo. Y cada tanto, devuelve un cuerpo. Otra vida que se perdió sin ruido, sin nadie que la reclamara en su momento. Como si el olvido fuera también parte del diagnóstico.