Un fenómeno que se afianza mayormente en los barrios periféricos. Más de la mitad de las personas detenidas son mujeres y algunas reincidentes.
La venta de estupefacientes al menudeo continúa expandiéndose en el Partido de Luján y se consolida como uno de los problemas más complejos que enfrentan las autoridades locales en materia de seguridad como así también de salud pública.
En lo que va del año, ya fueron desarticulados 15 puntos de venta de droga, también conocidos como “bunkers” o narco kioscos, en distintos barrios del distrito.
De esos procedimientos, 14 tuvieron lugar en el propio Partido de Luján y uno restante se llevó a cabo en José C. Paz, donde fue detenida una mujer que estaba siendo buscada e investigada por vender estupefacientes en los barrios Los Paraísos y Villa del Parque.
El total de personas arrestadas asciende a 22: 15 hombres y 7 mujeres, una de ellas dos veces en un lapso de tres meses. Esto pone de relieve un aspecto poco frecuente en el abordaje del narcotráfico local: el creciente protagonismo femenino en estas redes ilícitas.
Las detenciones de mujeres dedicadas al narcomenudeo no son un hecho aislado. Algunas de ellas son reincidentes, con nombres que resuenan entre los vecinos y en los informes policiales, como “La Marcia”, “La Joana”, “La Tana” o “La Chaqueña”, esta última señalada como una incorporación reciente al circuito de venta de marihuana y cocaína.
Se trata, en muchos casos, de mujeres jóvenes, algunas madres de hijos pequeños, que venden droga desde sus propios domicilios, incluso delante de sus hijos.
Los barrios en los que se registraron los operativos reflejan la geografía de esta problemática. Tres allanamientos se realizaron en barrio Luchetti de Open Door —que aparece como el epicentro de esta actividad—, dos en San Cayetano, otros dos en Jáuregui (uno en el barrio Loreto y otro en un campo lindero a la Autopista 5), dos en el Ameghino -ambos en el mismo lugar- y el resto en Juan XXIII, San Jorge, El Mirador y barrio Luna.
La dispersión territorial muestra que el fenómeno no se concentra en una única zona, aunque sí tiende a instalarse mayormente sectores populares y barrios periféricos.
Además de los allanamientos en viviendas, hubo dos operativos en la vía pública: uno en la intersección de San Martín y Constitución y otro en el acceso a Carlos Keen, donde fueron aprehendidos hombres que llevaban pequeñas cantidades de droga, posiblemente para consumo personal.
La modalidad de venta que predomina es la domiciliaria. Los consumidores acuden a las viviendas donde se comercializa la droga, y no es extraño que el pago se realice con objetos robados o de dudosa procedencia. Esta dinámica configura un circuito de doble criminalidad: la comercialización de estupefacientes y el intercambio por bienes sustraídos.
Otro patrón recurrente es la reincidencia. Muchas de las personas que regentean estos “narco kioscos” o “bunkers” tienen antecedentes penales, y en varios casos fueron detenidas en más de una oportunidad.
Lejos de tratarse de redes con gran poder económico, suelen ser estructuras precarias, gestionadas por familias o parejas que apenas logran subsistir. Sin embargo, hay excepciones.
"La Marcia", detenida varias veces en el barrio Ameghino, fue vista progresivamente mejorando su patrimonio, el estado de su vivienda y el sistema de seguridad con cámaras instaladas hasta una distancia de 100 metros del domicilio, tras cada arresto, lo que sugiere vínculos con estructuras más rentables y organizadas.
En varios de estos casos, los vínculos familiares son una constante. En barrio Luna, por ejemplo, fueron detenidos un padre y su hijo sospechados de comercializar droga. Lo mismo ocurrió con “La Joana”, que actuaba junto a su pareja, o con una pareja arrestada en San Cayetano que también operaba en los barrios El Mirador y Loreto.
En ciertas ocasiones, el narcomenudeo se entrelaza con otras formas de violencia y delitos. Uno de los hechos más alarmantes ocurrió en Villa del Parque, donde un efectivo de la Policía Federal resultó herido al intentar, presuntamente, comprar droga.
Según los investigadores, fue atacado por “soldaditos” al servicio de la narco de apellido Contreras o más conocida por el alias “La Joana”, detenida semanas más tarde en José C. Paz. A esta mujer se la acusa también de realizar disparos intimidatorios contra una vivienda familiar en el mismo barrio.
La mayoría de los procedimientos fueron llevados adelante por la Delegación Departamental de Investigaciones del Tráfico de Drogas Ilícitas de Mercedes, con el respaldo de la Subsecretaría de Seguridad del Municipio de Luján.
Gran parte de las investigaciones se originan a partir de denuncias anónimas recibidas por la comuna, que luego son derivadas a las fuerzas policiales.
El intendente Leonardo Boto mencionó en reiteradas ocasiones al narcomenudeo como uno de los principales problemas que afectan al entramado social de la comunidad.
En cada exposición pública sobre seguridad, destina un espacio importante para advertir sobre el daño corrosivo que esta actividad genera: fomenta la violencia, pone en riesgo la salud pública, debilita los lazos sociales y alimenta la criminalidad cotidiana.
Con todo, Luján enfrenta así un fenómeno complejo y dinámico, que desafía no sólo a las fuerzas de seguridad, sino también a las políticas sociales, sanitarias y comunitarias.
En consecuencia, la lucha contra el narcomenudeo no se agota en los allanamientos: exige, también, comprender y atacar las raíces profundas de esta economía del delito que se afianza especialmente en la marginalidad.