Si desaparece la motosierra como narrativa, si el enojo y los agravios no despiertan adhesión, si el ajuste ya es considerado suficiente, ¿qué apelación deberá reconfigurar la oposición para no sufrir una dura derrota?
Al intendente Leonardo Boto se le cumplió el deseo que habitualmente busca imprimirle como estrategia a cada campaña electoral desde que logró alcanzar la Intendencia hace seis años. Hoy más que nunca la discusión pública de las elecciones del 7 de septiembre se municipalizó, favoreciendo a un oficialismo que se caracteriza por saber mostrar.
La decisión del desdoblamiento fue traumática para el gobernador Axel Kicillof. Las críticas le llovieron como dagas desde el campo cristinista. Los argumentos de cada lado eran atendibles. El gobernador sostuvo que era impracticable combinar el mismo día de elección dos sistemas diferentes (para elegir diputados nacionales se utilizará la Boleta Única de Papel), además de amortiguar el arrastre del presidente Milei. La ex presidenta alertaba que sería muy difícil evitar el dolor de cabeza que la principal problemática provoca al peronismo: la inseguridad.
Sin embargo, al menos en nuestro distrito, a pesar del reclamo unánime por parte de los vecinos en materia de inseguridad, todo parece indicar que existen otros ejes temáticos en los cuales la oposición no encuentra un relato sólido para capitalizar el descontento del electorado.
En otras palabras, las frases vacías y los eslogans que tantos resultados le vienen dando a los libertarios, cuando son trasladados a lo local generan más rechazo que adhesión. ¿Debería desaparecer la obra pública? No, no, contesta el vecino, agradecido por la inversión millonaria que destinó el Estado para recuperar el río Luján y prevenir inundaciones.
Tampoco el estilo altanero y prepotente del presidente, impostadamente reciclado en los ámbitos locales como el Concejo Deliberante por los conversos libertarios, parecen ser una herramienta de persuasión para el vecino que todavía pretende un mejor clima de convivencia.
Si desaparece la motosierra como narrativa, si el enojo y los agravios no despiertan adhesión, si el ajuste ya es considerado suficiente, ¿qué apelación deberá reconfigurar la oposición para no sufrir una dura derrota?
La nueva Alianza La Libertad Avanza presenta como candidato a senador provincial en nuestro distrito (perteneciente a la Primera Sección Electoral) a una de sus figuras políticas con mejor imagen y que proviene del PRO: Diego Valenzuela, intendente de Tres de Febrero.
Valenzuela, por el grado de conocimiento del que goza (ex periodista de TN) y su solidez discursiva (no apela a la verborragia y los golpes bajos) implica la “esperanza” para muchos armados locales de Milei que no tienen tiempo de elevar su desempeño. Es el caso de Florencia Price, primera candidata libertaria en Luján. Sin el arrastre de Valenzuela y el color violeta, su candidatura pasaría totalmente desapercibida.
Cuando el oficialismo local pone en movimiento su maquinaria partidaria -en el sentido positivo de la expresión- y camina el territorio, lo que encuentra, después de 6 años de gestión, no es ni rechazo ni desgaste. Más bien todo lo contrario. Su capital político, frente a una oposición atomizada, y a pesar de la crisis interna que atraviesa el peronismo, parece muy bien conservado.