El viernes se presentará una adaptación del libro "Historia de una princesa, su papá y el príncipe Kinoto Fukasuka". La obra es una crítica con humor a los estereotipos de los cuentos de hadas tradicionales. Combina entretenimiento y reflexión.
El viernes 29 de agosto, en el Teatro Municipal Trinidad Guevara, se presentará una adaptación del libro “Historia de una princesa, su papá y el príncipe Kinoto Fukasuka” de María Elena Walsh. La puesta en escena está a cargo de un grupo de maestras jardineras jubiladas.
Tras su exitoso estreno en junio, este regreso de la obra ofrece una nueva oportunidad de disfrutarla. Este viernes, el elenco ofrecerá dos funciones. La principal se realizará a las 16 horas, abierta al público, incluyendo jardines privados y demás espectadores, con un valor de 2.000 pesos a beneficio del teatro. Lo recaudado será destinado a la construcción de baños accesibles para personas con discapacidad, una mejora clave para la inclusión en el teatro.
Además, habrá una función gratuita destinada a los jardines estatales y de la zona, que despertó tanto interés que agotó rápidamente sus entradas. Entre ambas funciones se espera la asistencia de más de 650 personas, superando las expectativas iniciales.
La obra es una crítica con humor a los estereotipos de los cuentos de hadas tradicionales. Combina entretenimiento y reflexión.
Aborda temas fundamentales tanto para los niños como para los adultos: la importancia de escuchar a los más pequeños en un contexto donde su opinión muchas veces pasa desapercibida; el valor del tiempo de juego y la recreación, que hoy ocupa menos espacio en la vida cotidiana y sirve como herramienta para aprender, explorar y disfrutar; y, finalmente, la necesidad de dar voz a las mujeres, reflejada en la protagonista que decide, elige y actúa según su voluntad, mostrando la relevancia de reconocer y respetar sus opiniones y decisiones.
“No somos un grupo, somos un equipo”, resaltó Cecilia Faccini, una de las actrices, explicando que todas luchan por un mismo objetivo: dejar un mensaje y transmitir valores, impulsadas por el mismo combustible, el amor.
Para las docentes, dar clases siempre fue el centro de su vida profesional, y al jubilarse sintieron que algo se apagaba. “Sentí que una luz se apagó al dejar de ejercer, pero el teatro es una forma de encender ese motor”, comentó Karina Miracca, una de las actrices.
Sus compañeras coincidieron plenamente, destacando que la obra les permite continuar transmitiendo su vocación y pasión por enseñar, ahora a través de un nuevo medio, el escenario. Manteniendo el contacto directo con los niños.
Gracias a su vocación por la enseñanza, las actrices logran mucho más que interpretar un papel: conectan con los niños en un lenguaje propio, captan su atención y los sumergen en un mundo de fantasía. La obra dura aproximadamente 40 minutos, y mantener a los chicos atentos durante todo ese tiempo en un contexto marcado por la inmediatez de la tecnología se convierte en todo un logro.
Además, enfrentarse a un público tan particular como los niños, obliga a las actrices a estar siempre atentas, con una escucha activa y dispuestas a interactuar, una habilidad que destaca de su experiencia docente.
Gracias a esta preparación, son capaces de adaptar la narrativa a la creatividad de los chicos: en una escena, la princesa debía esconderse del Emperador, y cuando los niños comenzaron a gritarle dónde estaba, el Emperador simuló no verla. La princesa tuvo que improvisar y esconderse mejor, generando un momento divertido y mostrando cómo la interacción con el público convierte cada función en una experiencia única y personalizada.
Unidas por la vocación, el amor y la pasión por la enseñanza, las docentes dieron inicio al proyecto el 4 de junio de 2024, cuando comenzaron a trabajar la idea y, poco después, la presentaron al teatro. Exactamente un año más tarde, el 4 de junio de 2025, estrenaron la obra con gran recibimiento de niños y familias, muchos de los cuales vivieron su primer acercamiento al mundo teatral.
El elenco celebra poder compartir la obra con niños, padres, inspectores de escuela y familiares, en un encuentro que atraviesa todas las generaciones. Entre los espectadores se encuentran incluso maestras jubiladas mayores que en su momento enseñaron a las actrices, generando un vínculo único entre quienes ahora enseñan y quienes las formaron.
La música y la iluminación, a cargo de Laura López, abren el camino hacia este mundo de fantasía, mientras que la escenografía y la utilería, diseñadas por Ángela Rosa y Patricia Acevedo, acompañan al espectador desde que entra al teatro. Durante todo el año, el Cotillón El Baúl de la Abu Gaby colaboró con los vestuarios, completando la ambientación de la obra.
El elenco está conformado por Fernanda Miracca en el papel de la princesa Sukimuki; Rosana Gamero como Mariposa/Príncipe; Carina Miracca como el Emperador; Marcela Campan, Claudia Contreras, Silvina Cardona, Silvia Britos y Bárbara Gilbert como sirvientes y tías; y Cecilia Faccini como la Bruja y Narradora.