Luján en 1910

2da. Parte

Política
Por el Centenario, la política lujanense se expresaba por dos grupos: el conducido por el hacendado y ex intendente Juan A. Malcolm, que llegó a ser senador provincial, y el oficialista, cuyos principales dirigentes eran Juan B. Barnech, Juan G. Kaiser y Lázaro Azpeitia, personas eminentemente urbanas y que habían pertenecido a la Unión Cívica Radical hasta 1908.
Hasta 1910 la oposición carecía de representación en el Concejo Deliberante, pero en las elecciones celebradas el 28 de noviembre de dicho año el grupo de Malcolm se presentó (entre sus candidatos a concejales figuraban Emilio Miranda, Miguel N. Lucca y Malcolm; como candidato a consejero escolar descollaba el futuro intendente Daniel Real Salas). Votaron 402 electores, triunfando el oficialismo. La oposición no llegó a colocar ni un representante.
La Municipalidad funcionaba, desde 1897, en una casa alquilada frente a la plaza Colón. Precisamente en 1910 se mudó al actual palacio, cuya construcción se inició en 1906, cuando don Juan B. Barnech era intendente municipal.
En el año del Centenario, el Concejo Deliberante se componía de seis concejales, a saber: los hacendados Justiniano Berón y Juan B. Barnech, el horticultor y fruticultor Lázaro Azpeitia, el industrial José María Pérez y los comerciantes Juan H. Rey y Pedro Barcelona. Su presidente era Barnech.
Don Juan Gaudencio Kaiser, uno de los principales jefes políticos conservadores de Luján, era, desde enero de 1909, el intendente municipal de nuestro partido.
Kaiser nació en la ciudad de Buenos Aires el 16 de septiembre de 1869. A los pocos años, huyendo de la fiebre amarilla de 1871, sus padres se mudaron a la Villa de Luján, donde Juan G. hizo los estudios primarios en la Escuela de Varones, actual EGB Nº 1, y en la parroquial fundada por los padres vicentinos. Los secundarios los cursó en Francia, entre 1880 y 1886, en que regresó al país, según lo contó el propio Kaiser a la revista Caras y Caretas en 1937.
En Luján, Juan G. Kaiser se casó con Francisca Echandi y formó su familia. Al padre de Francisca, don Simón Echandi, Martín Dorronzoro, en su Pago, Villa y Ciudad de Luján (Luján, 1950), recuerda como “un hombre de trabajo, con familia grande a la que supo darle educación digna y ejemplar; no salió de pobre como tantos como él que vivieron a pura honradez en épocas difíciles. De oficio carpintero tenía su taller y su casa de familia ya instalada hacía muchos años cuando en el año 1890 le compró la propiedad a Don Jaime Palet”.
Al principio, Kaiser ejerció la docencia primaria. Luego fue insurgente radical (1893), secretario del Juzgado de Paz de Luján (1897), uno de los fundadores del Tiro Federal (1898), secretario de la Intendencia (1898-1899), comandante de la Guardia Nacional, concejal (1911, 1913, 1914, 1917, 1919-1921 y 1933-1940) y presidente del Concejo Deliberante. En 1904 fundó el periódico La Opinión, que durante muchos años fue el principal órgano periodístico de Luján. Si bien militó inicialmente en la Unión Cívica Radical, desde 1908 permaneció en las filas conservadoras como muchos de los radicales que apoyaron la llegada de don Bernardo de Irigoyen a la gobernación bonaerense, contrariando la opinión del presidente del Comité provincial, don Hipólito Yrigoyen. Secretario del intendente Barnech en 1905-1906, fue elegido intendente municipal para dos períodos: 1909-1910 y 1915-1916. En 1931 fue nombrado comisionado municipal. Fue diputado provincial desde 1918 y nacional desde 1936 hasta 1940. Presidió las Cámaras de Diputados provincial (del 5 de diciembre de 1934 al 27 de abril de 1936) y nacional (1938 y 1940). En 1934 fue diputado constituyente provincial y tuvo destacada actuación. Caído en desgracia por el caso de las coimas en el caso de las tierras del Palomar (1940), fue condenado penalmente a pesar de declararse repetidamente inocente y se exilió en el Uruguay. El presidente Juan D. Perón lo indultó y al poco tiempo falleció en Luján el 31 de enero de 1952.
A lo largo de su vida pública, Kaiser mostró su amor acendrado por su tierra adoptiva, su municipalismo y su interés por la historia lugareña. Todo esto influyó para que, siendo concejal, concibiera en 1935 la idea de crear un escudo municipal para Luján. Respecto de los intendentes de la primera década del siglo XX, dijo René Rossi Montero hace más de cuarenta y cinco años: “La trilogía (Lázaro) Azpeitia, (Juan Bautista) Barnech y Kaiser marcó en aquellos años una época en la transformación de Luján” (Postales viejas, Librería de Mayo, Luján, 1971, pp. 148-149).
En 1910 el Consejo Escolar estaba integrado por tres miembros. Ventura Acuña (presidente), Manuel Mugica y Demetrio L. Reyes. Su secretario era Domingo H. Pérez.
El primer acontecimiento político de 1910, tras la renovación parcial del Concejo el 1º de enero fue el asalto, el 11 de ese mes, a la sede municipal operada por la oposición, que trató así de apoderarse de documentos. Los atacantes intentaron abrir puertas del Juzgado de Paz y del Registro Civil, que funcionaban en el mismo edificio.
El último sábado de febrero se constituyó la Comisión encargada oficialmente de los festejos del Centenario.
En 1909 se le impuso el nombre de Francia a la calle 8 de Diciembre. En abril de 1910 se le cambiaron los nombres a las calles Rivadavia y 3 de Febrero, que pasaron a llamarse España e Italia, respectivamente, en homenaje a las colectividades de esos países, que en ellas tenían sus asociaciones de socorros mutuos, lo que motivó críticas. En mayo el Concejo Deliberante denominó España a la Avenida de los Eucaliptos, por la cual transitaría la infanta Isabel de Borbón el 29 de dicho mes trayendo la bandera española donada a la Virgen por el arzobispo de Zaragoza.
Llegado el gran día patrio, el miércoles 25 el bisemanario local La Opinión, oficialista, consagró su edición al aniversario poniendo en su portada un grabado que representaba la jura de la bandera. Publicó un “Himno Patriótico” compuesto por Pedro B. Palacios (Almafuerte), un poema de Rafael Barreda titulado “25 de Mayo” y otro de Nicolás Granada titulado “Al 25 de Mayo de 1810”, así como grabados de San Martín, Belgrano y Rivadavia, entre otros.
Simultáneamente, luego de varios meses de trabajo, se puso en venta el Álbum Luján en el Centenario, realizado por Juan B. Barnech y Apolo Yordán (hijo) con la cooperación material del párroco, Vicente María Davani, pues el libro fue impreso en los talleres gráficos de La Perla del Plata.
Conforme a La Opinión del 1º de junio, el día 25 fue espléndido y hubo gran animación en el público. Se adornaron con banderas las calles y las fachadas de los edificios públicos y los de particulares. A las 10 de la mañana comenzó el Te Deum con gran asistencia de público, al cual las autoridades concurrieron partiendo desde la Casa Municipal y en columna. Lo más importante de los festejos, según dicho periódico, fue la procesión cívica del 25, de la que participaron centenares de escolares y que presenció, en la plaza Belgrano, una multitud de 3.000 asistentes. En dicha plaza se montó un palco para un coro de niños que representaban la Independencia, el trabajo y el progreso de la actualidad. Tras cantarse el Himno Nacional, varios niños declamaron. Acto seguido, se colocó la piedra fundamental de monumento que pensaba erigirse a Belgrano. La columna belgraniana de 1858 estaba aún en el centro de dicha plaza y fue adornada al efecto con guirnaldas, banderas y trofeos. El doctor Octavio Chaves pronunció un discurso en su condición de presidente de la Comisión pro monumento, refiriéndose al prócer y convocando a colaborar en la empresa de levantarle un nuevo monumento.
A continuación, habló Barnech, en nombre de Arturo Z. Paz. De inmediato se marchó hasta la Casa Municipal, cuyo salón de recepciones fue inaugurado en la noche del 24. Desde el balcón de la sede comunal Barnech pronunció un discurso, invitando al público a participar de los actos del día 26.
Los festejos de dicha jornada comenzaron a las 10 de la mañana con la entrega a la Municipalidad de un reloj por parte de la colectividad española y de una araña eléctrica por parte de la colectividad francesa. Primero se entregó la araña previo discurso de José María Dominici en nombre de los inmigrantes franceses luego de cantarse los himnos argentino y francés. Kaiser contestó con un discurso de agradecimiento.
En la planta baja de la Casa Municipal se cantó el “Himno de Riego” y en la escalinata del mismo edificio don Antonio Seijo, en nombre de los inmigrantes españoles, entregó el reloj que sería colocado en el frente de la sede comunal. Finalizados estos actos, los presentes marcharon en columna, vivando a España y a la Argentina, hasta la intersección del bulevar Humberto I y la avenida España, donde, en una tribuna improvisada, hablaron don Carmelo Yangüez (vicecónsul de España en Luján) y Barnech. Al mediodía, la columna llegó al cruce de San Martín y 3 de Febrero para presenciar el descubrimiento de una placa. En esa ocasión pronunciaron discursos José María Pérez y don Luis Gogna (vicecónsul de Italia en Luján), y Sebastián Angeleri declamó un poema. Finalizado este acto, la Comisión Italiana Pro Centenario invitó a las autoridades y a los vecinos presentes a un lunch que se serviría en la cercana sede de la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos.
Una hora después, se realizaron las “romerías nacionales”, que contaron con mucho público. Hubo bailes hasta el sábado. Dos bandas de música locales y una orquesta dirigida por José de Castro animaron las veladas. Según La Opinión, el mayor brillo se alcanzó el sábado 28 con la actuación de unos payadores y de una pareja de baile criollo.
Ese día, se realizó un banquete agasajando a los lujanenses alejados de la localidad y un baile nocturno en la Municipalidad, que a criterio del mencionado periódico fue el “más suntuoso” de la historia local. A las 11 de la mañana de ese sábado partió una columna desde Humberto I y San Martín, acompañada por los acordes de la marcha “Ituzaingó”.
En la víspera de las elecciones municipales del 26 de noviembre de 1910, se cambió el comisario de policía: Duffau fue sustituido por Toribio Ibarra. Según la Opinión, en los comicios la policía actuó parcialmente, por ejemplo colocó una de las mesas electorales frente a la casa parroquial, facilitando su toma por algún grupo político, e instaló cantones en azoteas y en la plaza. En los días siguientes había ansiedad por la situación política. La oposición anunciaba una intervención provincial a la Municipalidad pero el oficialismo no creía que el gobernador, coronel José Inocencio Arias, la decretara.
El 1º de enero el Concejo Deliberante iba a elegir intendente municipal a don José María Pérez, pero el 31 de diciembre el gobernador intervino la Municipalidad, designando comisionado al coronel Francisco Leyria, cosa de la que las autoridades municipales se enteraron, por telegrama, mientras en el Teatro Español se homenajeaba al intendente saliente, Kaiser. Entretanto, agentes de policía y hombres de Malcolm marchaban por las calles Lavalle y San Martín hasta la Casa Municipal y otros estaban reunidos en la plaza Colón y en el puente de la calle Mitre. Algunos de estos grupos disparaban balazos y hacían estallar bombas de estruendo. Las autoridades cesantes se reunieron en la casa de una de ellas y resolvieron hacer conocer el atropello institucional a los diarios porteños. Se tramitó un juicio ante la Suprema Corte bonaerense, cuya sentencia final, adversa por razones formales a Pérez, marcó un hito en la jurisprudencia provincial sobre régimen municipal.

Escribe: Jorge J. Cortabarría-Historiador